(Libertad Digital) El agente conocido como "Víctor", alférez el 11-M y ahora ascendido a teniente, se mostró muy esquivo durante su declaración ante el tribunal. Destinado en la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil, fue el controlador de Rafa Zouhier. El que fuera su confidente siguió la declaración desde fuera de la cabina de seguridad y no dejó de tomar apuntes. El testigo comenzó consultando continuamente una libreta pero el juez le recordó que sólo podría hacerlo bajo su autorización expresa. A partir de ese momento se escudó en un reiterado "no lo recuerdo".
Explicó que conoció a Rafa Zouhier el 21 de noviembre de 2001 en la prisión de Villabona. Otro colaborador le ofreció la posibilidad de ponerles en contacto. Zouhier empieza a facilitar información sólo cuando abandona la cárcel. Los contactos, personales y telefónicos, con su controlador se suceden a partir de septiembre de 2002. Siempre eran en Madrid y generalmente en cafeterías cerca del lugar de trabajo de Víctor.
Sin rastro de la muestra de explosivo
El agente de la UCO reconoció que no siempre elaboró notas informativas sobre la información que facilitaba Zouhier. Aunque dijo no recordar, explicó que en enero de 2003 Zouhier ya le contó que conocía a un asturiano llamado Antonio, y de alias Toro, que podía conseguir explosivos. En febrero de 2003, según su testimonio, Zouhier le entregó a su unidad una muestra de ese explosivo que le acababa de entregar Toro. Víctor no estuvo presente porque, según dijo, estaba en comisión de servicio en Barcelona. La muestra fue inspeccionada de forma ocular por un agente experto en desactivación que dijo que "era de muy mala calidad, muy antigua, y era muy poca cantidad. La destruimos al ver que no valía para mucho y no se mandó analizar".
Un llamativo olvido ante el juez y los parlamentarios
Según la declaración de Víctor, Zouhier dijo que "le habían dicho que era Goma 2". Poco después de que Zouhier entregara esta prueba le dijo que Toro y su cuñado "podían conseguir 150 kilos de explosivos". Este dato no lo mencionó el agente en su declaración ante el juez instructor Juan del Olmo. Preguntado por qué, explicó este lunes que fue "por olvido". "Tal vez no se pregunto en concreto por ese detalle y se me pasó". Tampoco dijo nada de los 150 kilos de explosivos en su comparecencia ante la comisión de investigación parlamentaria. Al término de las intervenciones de los abogados, el presidente del tribunal insistió sobre este hecho: llamó la atención sobre el "olvido temporal" de un dato tan importante. El teniente se limitó a responder que "por extraño que pueda parecer, se me pasó".
Víctor explicó que no fueron las únicas referencias al tráfico de explosivos que escucharon. Dijo no recordar más datos de un confidente, que "puede ser Ignacio o Nayo", que corroboró lo que les había contado Zouhier. La fiscal le preguntó si "mencionó algo acerca de ETA": "Sí, que había unos jóvenes en la prisión de Villabona que se habían puesto en contacto con Antonio (Toro) y que habían intentado llegar a una negociación para la compra de explosivos".
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La llamada a Asturias
A preguntas de la acusación particular y la defensa, el teniente de la UCO insistió en todo momento en que no investigaban "nada relacionado con terrorismo" y que la información que obtenían sobre este asunto la transmitían a otra unidad, de la que dijo que desconocía si continuaban investigando. También se refirió a la ampliación de la nota informativa del 6 de marzo de 2003 remitida a la Policía de Asturias, asunto que ocupó buena parte de su declaración. Reconoció haber llamado a su superior, el comandante Francisco Javier Jambrina en julio de 2004 aunque no precisó el momento. Tuvo que ser el juez el que le recordara que fue un día antes de su comparecencia ante la comisión y después de la del coronel Félix Hernando.
Las dudas de Bermúdez
No fue el único aspecto por el que se interesó el juez Bermúdez. El magistrado preguntó si el teniente vio la muestra de explosivos que había entregado Zouhier y el testigo reconoció que sí y que "estaba como la entrego Rafa", en "un pequeño bote de cristal con una tapa metálica con agujeros". El explosivo, según el agente, era de un "dedo de grosor" y de "color amarillento". El juez también se interesó sobre la pregunta a Zouhier el día doce de marzo sobre los explosivos después de meses sin que el confidente hablar a de este tema.
La desaparición del Skoda Fabia
También declaró este lunes el conserje de una vivienda situada en la Avenida de Bruselas que denunció a la Policía en varias ocasiones que un vehículo Skoda Fabia se encontraba mal aparcado. Este coche, según sostiene el
sumario y el escrito de acusación de la Fiscalía, fue utilizado para transportar explosivos desde Morata de Tajuña a la estación de tren de Alcalá de Henares.
El coche, según su relato, fue sancionado en dos o tres ocasiones pero los agentes le dijeron que "no podían hacer más" ya que el vehículo, color "gris plata", "no figuraba como robado". Añadió que días antes de que lo retiraran finalmente una persona perteneciente a la empresa de alquiler Hertz estuvo realizando preguntas sobre el coche y que incluso llegó a decirle que era de su propiedad y que "figuraba como robado".
La confesión que evitó el hermano de "El Chino"
Mostafá Ahmidan, hermano de Jamal Ahmidan, "El Chino", declaró que días después de los atentados su hermano le confesó que estaba implicado. El testigo, que estuvo imputado pero que finalmente no fue procesado, reconoció a preguntas de la fiscal Olga Sánchez que no se refirió a esta confesión en su declaración ante el juez Juan del Olmo. Mostafá fue detenido días antes de la explosión del 3 de abril en Leganés.
Ante el tribunal declaró que reconoció la voz de su hermano en la cinta de reivindicación de la masacre depositada en una papelera cercana a la mezquita de la M-30. Explicó que la grabación le fue mostrada por la Policía y que el que hablaba era Jamal.