LD (Europa Press) El obispo de San Sebastián, Juan María Uriarte, lamentó hoy la existencia de una "paz bloqueada" y pidió que se remuevan los "obstáculos" que la "retardan", como "la amenaza violenta" y el "predominio de los intereses partidarios".
Además, Uriarte reclamó "la apertura al diálogo, la sensibilidad activa para con todas las víctimas, y la búsqueda de acuerdos integradores".
El obispo pronunció estas palabras en el discurso final de la tradicional marcha por la paz al Santuario de Aranzazu, en Oñati, en la que también participó la consejera de Cultura, Miren Azkarate.
Uriarte se mostró afligido por la existencia de "tres heridas, una fe probada, una Iglesia debilitada y una paz bloqueada", tras lo que expresó su deseo de "abrir el camino hacia la paz".
"Queremos señalar y remover los obstáculos que la retardan, la amenaza violenta, las ambiciones maximalistas, el inmovilismo, la obstrucción sistemática, la incomunicación, el predominio de los intereses partidarios, la ceguera incapaz de autocrítica, los comportamientos que ahondan las fracturas sociales", añadió. A su juicio, todos ellos "son 'signos de muerte' que perduran en nosotros".
Se necesitan "actitudes pacificadoras"
Para superar esa situación, consideró necesario promover "actitudes pacificadoras" como "la apertura al diálogo, la sensibilidad activa para con todas las víctimas y la búsqueda de acuerdos integradores".
También reclamó "el trabajo por la cohesión social, el espíritu de reconciliación, la creación de las condiciones propicias para perdonar y ser perdonados, la esperanza que se sobrepone a todas las contrariedades y decepciones, la paciencia que sabe aguantar, aguardar y volver a intentar y construir lo derruido y la oración que vence la resistencia con la insistencia". "Son 'signos de vida' que suscita en nosotros el Resucitado", agregó.
A pesar de "los nubarrones", Uriarte albergo la "confianza" de que el próximo año sea posible alcanzar la paz, una paz que "se demora y se complica demasiado", señaló.