(Libertad Digital) Ideológicamente Gara defiende las mismas posiciones que Batasuna-ETA y sus artículos y editoriales en ese sentido no deben sorprender a nadie.
Lo novedoso es lo que publicó el día 8 de diciembre, Día de la Inmaculada Concepción: un artículo titulado Me cago en la virgen firmado por un personaje que se autodenomina bertsolari y que repite la blasfemia que lleva por título hasta diez veces. Un insulto tan soez a todos los católicos, también a los vascos y a su Iglesia, en una fecha tan señalada es una muestra del grado de degeneración moral de ese mundo con el que Zapatero quiere negociar a toda costa.
El autor de los insultos se hace llamar Xavier Silveira, y dice de sí mismo que un bertlosari, algo así como un poeta popular en las lenguas vascuences.
El artículo es una sucesión de zafiedades con el peor gusto y que suponen no ya una blasfemia si no un insulto a todos los católicos que el día 8 de diciembre celebraron el Día de la Inmaculada Concepción, y a todas las personas con un mínimo de sensibilidad.
La expresión "me cago en la virgen" la utiliza hasta diez veces en el artículo y hay frases como "tomo también en mis manos, como si de papel higiénico se tratara, el calendario hispano-cristiano y acaricio mi esfínter con él después de haberme cagado en la virgen".
Nadie sabe que sucedería si barbaridades como estas referidas a Mahoma o la religión islámica se publicasen en un medio de comunicación.
El autor del exabrupto arremete contra el PNV porque "sus matones apalean a la juventud con más saña que el pikoleto más macarra que haya pasado por Euskal Herria".
También blasfema contra la Virgen María para criticar a Hugo Chávez, que "se achanta ante el colonialismo español y demuestra que la independencia real dista mucho de la realidad actual".
Prosigue su delirio escatológico recordando a "De Juana, al imaginármelo en la cama enchufado a la vida por vía intravenosa o al reflexionar en torno a lo poco y lo mal que estamos respondiendo como pueblo ante tal barbaridad".
Hace unos meses, en plena tregua falsa de ETA, el mismo colaborador de Gara firmó otro artículo cuyo elocuente título era: Dejadnos mataros en paz, sin que la Fiscalía actuase por evidencia de apología del terrorismo.