L D (EFE) Así se manifestó Pedro J. en declaraciones a EFE respecto a la decisión adoptada ayer por el juez de la Audiencia Nacional Juan del Olmo de encarcelar, entre otros, a dos policías a los que acusa de un delito de revelación de secretos por haber hablado con un periodista de "El Mundo" acerca de una investigación sobre un presunto tráfico de Goma 2, el mismo explosivo empleado el 11-M. En opinión de Ramírez, "el Ministerio del Interior, la Fiscalía y la Audiencia Nacional tendrían que explicar a la opinión publica por qué no han actuado contra ningún policía por ese chivatazo gravemente delictivo y persiguen con tanta saña a unos agentes que hablan con un periodista" de "El Mundo" que, se da la circunstancia, fue el mismo que destapó el asunto de "el chivatazo".
Cree que lo que ha ocurrido en este caso es que "como no han sido capaces de averiguar nada sobre la dinamita han aprovechado la investigación y los pinchazos telefónicos en una operación de muy dudosa legalidad para tratar de criminalizar a los supuestos informantes de 'El Mundo' y para inventarse un montaje inexistente entorno al 11-M". Para Pedro J. "el paralelismo con el caso de los peritos (del ácido bórico) no puede ser más claro. El mensaje es: vamos a utilizar todos los medios legales o no legales para que el policía que habla con 'El Mundo'" sepa que "va a tener problemas".
"Es una manera de dificultar aún más nuestras investigaciones y de proteger la versión oficial del 11-M a la que se están aferrando Del Olmo -que fue el que instruyó la causa-, la Fiscalía y el Gobierno a pesar de que saben que está llena de lagunas y de manipulaciones", aseguró. A su juicio, "nadie puede discutir que los hechos -el hallazgo de Goma 2 en Leganés- sucedieron tal y como los ha relatado 'El Mundo' y lo esencial desde el punto de vista del interés general es que ni Del Olmo, ni Interior, ni la Fiscalía nos han explicado ni quién le dio la dinamita al confidente policial que la transportaba ni quién era el destinatario de esa dinamita ni de dónde salió la dinamita".
En el auto, recordó, el mismo juez dice que ese explosivo pudo proceder de Madrid, Segovia o Barcelona, lo que, dijo, le hace rememorar "muchos episodios de la chapucera instrucción del 11-M". Afirmó que la veracidad de lo que se ha contado en su periódico sobre este asunto "es incontestable" y retó a "El País" a que demuestre "dónde está el montaje sobre el 11-M" que, según él, se le atribuye a su periódico y a los policías en prisión.
Explicó que esos policías hablaron con su redactor, del que alabó su trayectoria profesional, porque al igual que "mucha gente piensa que se está tapando el chivatazo a ETA" esos agentes "pudieron pensar que también se estaba intentando tapar el tráfico de dinamita que se había descubierto en agosto en Leganés", el mismo lugar en el que, señaló, "se suicidaron los terroristas del 11-M".
Destacó además que si este periodista no hubiera divulgado el asunto del chivatazo a ETA la opinión pública no se hubiera enterado de que existió y por ello consideró que la decisión de encarcelar a los dos policías que hablaron con él tiene un "componente de venganza", al igual que el comportamiento de Del Olmo que, a su juicio, también "destila una antipatía" hacia "El Mundo". No obstante, descartó que su periódico vaya a emprender acciones legales por lo ocurrido "hasta ahora", aunque observó que con la decisión judicial de ayer se ha producido un ataque a la libertad de expresión.
Cree que lo que ha ocurrido en este caso es que "como no han sido capaces de averiguar nada sobre la dinamita han aprovechado la investigación y los pinchazos telefónicos en una operación de muy dudosa legalidad para tratar de criminalizar a los supuestos informantes de 'El Mundo' y para inventarse un montaje inexistente entorno al 11-M". Para Pedro J. "el paralelismo con el caso de los peritos (del ácido bórico) no puede ser más claro. El mensaje es: vamos a utilizar todos los medios legales o no legales para que el policía que habla con 'El Mundo'" sepa que "va a tener problemas".
"Es una manera de dificultar aún más nuestras investigaciones y de proteger la versión oficial del 11-M a la que se están aferrando Del Olmo -que fue el que instruyó la causa-, la Fiscalía y el Gobierno a pesar de que saben que está llena de lagunas y de manipulaciones", aseguró. A su juicio, "nadie puede discutir que los hechos -el hallazgo de Goma 2 en Leganés- sucedieron tal y como los ha relatado 'El Mundo' y lo esencial desde el punto de vista del interés general es que ni Del Olmo, ni Interior, ni la Fiscalía nos han explicado ni quién le dio la dinamita al confidente policial que la transportaba ni quién era el destinatario de esa dinamita ni de dónde salió la dinamita".
En el auto, recordó, el mismo juez dice que ese explosivo pudo proceder de Madrid, Segovia o Barcelona, lo que, dijo, le hace rememorar "muchos episodios de la chapucera instrucción del 11-M". Afirmó que la veracidad de lo que se ha contado en su periódico sobre este asunto "es incontestable" y retó a "El País" a que demuestre "dónde está el montaje sobre el 11-M" que, según él, se le atribuye a su periódico y a los policías en prisión.
Explicó que esos policías hablaron con su redactor, del que alabó su trayectoria profesional, porque al igual que "mucha gente piensa que se está tapando el chivatazo a ETA" esos agentes "pudieron pensar que también se estaba intentando tapar el tráfico de dinamita que se había descubierto en agosto en Leganés", el mismo lugar en el que, señaló, "se suicidaron los terroristas del 11-M".
Destacó además que si este periodista no hubiera divulgado el asunto del chivatazo a ETA la opinión pública no se hubiera enterado de que existió y por ello consideró que la decisión de encarcelar a los dos policías que hablaron con él tiene un "componente de venganza", al igual que el comportamiento de Del Olmo que, a su juicio, también "destila una antipatía" hacia "El Mundo". No obstante, descartó que su periódico vaya a emprender acciones legales por lo ocurrido "hasta ahora", aunque observó que con la decisión judicial de ayer se ha producido un ataque a la libertad de expresión.