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El confidente Cartagena denuncia presiones de la Policía para que ocultara los vínculos de ETA con los islamistas

Uno de los testigos protegidos en el sumario del 11-M, testigo de la policía e imán de una mezquita en Madrid, presentó la pasada semana un escrito de denuncia en la Audiencia Nacional en el que revela las presiones que recibió por parte de agentes de la Unidad Central de Información Exterior para que no informara ni a Garzón ni a Del Olmo de los vínculos entre ETA y grupos islamistas. Según publica El Mundo, Abdelkader Farssaoui, conocido en la Policía por el seudónimo de Cartagena, también ha denunciado que los agentes le obligaron a elaborar notas informativas falsas o al "dictado" para presentar como radicales a algunos islamistas que frecuentaban su mezquita y poder así imputarles en causas abiertas.

Uno de los testigos protegidos en el sumario del 11-M, testigo de la policía e imán de una mezquita en Madrid, presentó la pasada semana un escrito de denuncia en la Audiencia Nacional en el que revela las presiones que recibió por parte de agentes de la Unidad Central de Información Exterior para que no informara ni a Garzón ni a Del Olmo de los vínculos entre ETA y grupos islamistas. Según publica El Mundo, Abdelkader Farssaoui, conocido en la Policía por el seudónimo de Cartagena, también ha denunciado que los agentes le obligaron a elaborar notas informativas falsas o al "dictado" para presentar como radicales a algunos islamistas que frecuentaban su mezquita y poder así imputarles en causas abiertas.

(Libertad Digital) La denuncia de Abdelkader Farssaoui, testigo protegido conocido en la Policía como Cartagena, se presentó el pasado viernes en la Audiencia Nacional. Son 16 folios en los que sostiene, como adelanta El Mundo, que fue presionado y coaccionado por agentes de la Unidad Central de Información Exterior para que ocultara a Baltasar Garzón y Juan del Olmo toda la información sobre las relaciones entre ETA y grupos islamistas. Detalla que los policías "le indicaron expresamente que no revelara nada al juez Baltasar Garzón sobre ETA e islamistas, y que al magistrado Juan del Olmo no le dijera nada de nada sobre el 11-M".

Además de las presiones, Cartagena expone en su denuncia que la UCIE le obligó a falsear notas informativas sobre determinados islamistas que frecuentaban su mezquita de Villaverde, en Madrid, o que las completó "al dictado" de los agentes. El objetivo, apunta, era presentarles como radicales "y así imputarles en los diferentes procedimientos judiciales que estaban abiertos en la Audiencia Nacional".
 
Recuerda El Mundo que, un año antes del 11-M, Cartagena informó a sus controladores de que un grupo de radicales islámicos tenía la intención de "hacer la yihad (guerra santa) en España". Entre esos islamistas estaban algunos de los que supuestamente se suicidaron en Leganés el 3 de abril de 2004 como El Tunecino y Alekema Lamari. En octubre de 2004 su información permitió a la UCIE, bajo la supervisión de Garzón, poner en marcha la operación Nova contra otros islamistas que pretendían volar la Audiencia Nacional. Hubo 20 detenidos.
 
El testigo protegido 11.304
 
A raíz de esta operación el magistrado decidió convertir a Cartagena en testigo protegido. Destaca el diario que dirige Pedro J. Ramírez que tiene el número 11.304, "que curiosamente coincide con la fecha en la que los terroristas islamistas llevaron a cabo los atentados en los trenes de la muerte: 11 de marzo de 2004". Ahora en su denuncia sostiene que "días antes de la declaración ante Garzón, la UCIE me prohibió mencionar ante el juez la relación ETA-islamistas".
 
Según El Mundo, como imán de la mezquita de Villaverde pudo introducirse en el grupo que  "preparó los atentados y saber cuáles eran las intenciones de Serhane ben Abdelmajik Fakhet, El Tunecino (muerto en Leganés) y Said Berraj (huido días antes del 11-M). Después, en Almería, Farssaoui contactó con el marroquí Mohamed Achraf, que se convirtió en el máximo dirigente de la operación Nova".
 
Y añade que "en la página 14 de la denuncia, Cartagena narra una conversación que mantuvo con dos islamistas antes de los sucesos del 11-M: En un encuentro de Ramadán con Mustafá Rifi y Said Berraj estuvimos hablando sobre la colaboración de infieles con islamistas para actos terroristas en lugares públicos (refiriéndose a organismos oficiales), y el primero me puso el ejemplo de ETA, diciéndome: A estos les vendría bien, por dos motivos. Uno, porque así no estaría hecho por ellos mismos y conseguirían su objetivo, y, por otro lado, obtendrían un beneficio económico con la venta de explosivos".
 
Las instrucciones para ocultar al juez la información
 
En la denuncia Cartagena expone que estos datos fueron transmitidos a la UCIE  "en tiempo real" y que estos mismos agentes, dirigidos entonces por el comisario Mariano Rayón, le prohibieron trasladar esas informaciones al juez Baltasar Garzón. Lo mismo ocurrió con otra información que les facilitó sobre Mohamed Achraf, supuesto cabecilla de la operación Nova, que "había coincidido en la cárcel con el etarra que intentó asesinar al rey. Creo que se llama Rego Vidal y este le ofreció contactos con otros miembros de la banda por si necesitaba algo. Med Achraf me enseñó algunos números de teléfono supuestamente de etarras y me aseguró que es [sic] buena gente y de importancia".
 
Hay otro dato llamativo de la denuncia. Ahora se sabe que El Tunecino ofreció un piso al imán en Bilbao. Cuando Cartagena se lo trasladó a la UCIE, los agentes se negaron a que su confidente se trasladara a la capital vizcaína. Al final, según la denuncia, El Tunecino pidió a Cartagena que "no hablara con nadie de aquella oferta, y mucho menos del piso dúplex de Bilbao". El Mundo recuerda que Jamal Ahmidam, El Chino, otro de los terroristas islamistas que apareció suicidado en Leganés, "también se movía con bastante facilidad por Bilbao y San Sebastián. Incluso tenía su almacén o centro de operaciones muy cerca de Bilbao, en un apartamento de Laredo (Santander)".
 
Siendo ya testigo protegido de Garzón, el magistrado Del Olmo le citó a declarar por el 11-M. Entonces volvieron las instrucciones de la UCIE: "Me dicen que intente no declarar y que si me es obligatorio [sic] que le diga que acuda a mis declaraciones ante el juez Baltasar Garzón y ni un dato más (y eso es lo que yo hice)". E insiste: "Me llamaron varias veces para decirme nuevamente que no declarase".

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