(Libertad Digital) Dos de los tres peritos que elaboraron el informe sobre el 11-M y ETA, Manuel Escribano e Isabel López, sostienen en una entrevista en El Mundo que su declaración ante el juez Garzón fue una "encerrona". Así la califica el primero de ellos. La agentes expone que "fue un apaño entre todos, entre la superioridad y el juez Garzón".
Aunque no aclaran si actuarán judicialmente contra el magistrado de la Audiencia, confían en que "funcionen los mecanismos de garantía para los ciudadanos". Y matiza Escribano: "Lo que está claro que el juez Garzón me gritó en la nuca y eso no se puede perdonar. Si la justicia se administra en nombre del Rey y el Rey no grita, ningún juez, por muy magistrado que sea, puede levantar la voz. Ni en las comisarías más siniestras del franquismo ocurrían estas cosas".
Dudas sobre la declaración de Santano
También hacen referencia al responsable máximo de la Policía Científica. De Miguel Ángel Santano no se creen la declaración que hizo ante la juez Gallego, cuando negó que supiera que lo que se había eliminado del informe eran las referencias a ETA. Este mando declaró en los juzgados de Plaza de Castilla que el secretario de la comisaría, Pedro Luis Mélida, le informó por teléfono de que "había habido un problema con unos peritos", sin especificar que se trababa de un informe sobre el 11-M y ETA. "Yo eso no me lo creo, como dicen los chavales, ni loco. Lo primero que le contó, antes incluso que lo de los peritos, fue el asunto del 11-M y ETA. Seguro". Así de tajante se muestra Escribano.
Tampoco creen que la orden de eliminar las referencias a ETA partiera de la cúpula de la Policía Científica. Sostiene Isabel López que "si se decide que la referencia a ETA tiene que desaparecer no puede ser cosa sólo de la Policía Científica, tiene que ser de quien ha solicitado el análisis". Y matiza a continuación Escribano: "Fue la Unidad Central de Información Exterior (UCIE), que depende de la Comisaría General de Información, la que lo había solicitado".
De los ataques que han recibido en El País y ABC, los peritos dicen que lo dos diarios "pagarán lo que han hecho, porque lo que han dicho se cae por su propio peso".
Los aspavientos de Garzón y la espalada de Santano
En La Razón, López Cidad relata que cuando fue citada como testigo nunca pensó que saldría imputada por Garzón: "Fui muy tranquila a la Audiencia Nacional. La verdad es que pensaba que ni tan siquiera me iban a llamar a declarar. Fui de sorpresa en sorpresa".
Durante el interrogatorio, continúa, "estaba un poco extrañada porque continuamente tenía que repetir lo mismo y el juez Garzón hacía aspavientos, como que no entendía nada de nada". Pero matiza que, en contra de lo publicado, "con el señor Garzón no se me escapó ninguna lágrima".
El silencio de los fiscales
En su interrogatorio, y en contra de lo habitual, estuvieron presentes dos fiscales: Olga Sánchez y Pedro Rubira, que "estuvieron en silencio absoluto durante las cuatro horas del interrogatorio. Les miraba de vez en cuando a ver si asentían a lo que yo decía, pero se miraban entre ellos y callaban como muertos". Incomunicada, a la espera de la notificación de una imputación ahora anulada, "vino la fiscal Olga Sánchez en un momento dado, cogió un caramelo de la mesa de la oficial y me lo ofreció. Esto es lo único que habló conmigo: para ofrecerme un caramelo de café".
También cuando estaba aislada pasó junto a ella Santano, el jefe de la Policía Científica, "y me dio la espalda. Le dije: Siéntese, que hay sillas. Y me contestó, colorado: Estoy bien así. Y luego, cuando termina, le dan las diligencias y le acompañan a la puerta de salida, pasa por mi lado con la cabeza totalmente gacha y todo rojo y no dijo ni adiós".