LD (EFE) El "caso Duyail" se remonta al siete de julio de 1982, cuando la caravana presidencial en que viajaba Sadam Husein fue atacada en el momento en que atravesaba esa aldea agrícola situada a sesenta kilómetros al norte de Bagdad y poblada casi exclusivamente por chiíes. El dictador volvía con su lujoso Mercedes negro de una visita de inspección a las tropas iraquíes que combatían en el norte del país con el Ejército del vecino Irán cuando se vio sorprendido por una lluvia de fuego.
Los atacantes descargaron sus ametralladoras contra el Mercedes de Sadam, pero gracias al blindaje ni él ni ninguno de sus adjuntos fue alcanzado. Sólo once guardaespaldas resultaron heridos por el tiroteo. Aquel atentado frustrado fue más tarde reivindicado por el partido chií Al-Dawa, en ese momento enfrascado en una violenta campaña contra el régimen laico de Sadam y que seguía en activo pese a la violenta represión abatida de tanto en tanto sobre sus miembros.
Al-Dawa, actualmente dirigido por el ex primer ministro iraquí Ibrahim Yafari, una de las principales figuras políticas, tenía entonces a sus dirigentes refugiados en Teherán, desde donde ordenaban sus ataques contra los prebostes del régimen, no siempre fructíferos, como el asesinato también frustrado del viceprimer ministro Tarek Aziz. En concreto, el atentado contra Sadam había sido planeado y ejecutado por la familia Yafari, que acababa de perder a uno de sus miembros, militante de Al-Dawa, por las torturas recibidas en la prisión.
El atentado de Duyail fue seguido de una oleada de arrestos en el pueblo. Un total de 148 de sus habitantes, entre ellos todos los Yafari, fueron procesados en juicios sumarísimos y condenados a muerte. Varios de ellos eran simples adolescentes. El propio Sadam estampó su firma para ratificar las condenas de muerte, dando así lugar a la primera matanza masiva de chiíes durante su régimen (1979-2003), a la que seguirían otras, y particularmente en 1991.