(Libertad Digital) Casi al mismo tiempo que los dirigentes del PP sufrían la violencia y los insultos de los radicales independentistas en Martorell, con sólo media docena de agentes de la Guardia Civil como toda protección, el presidente Zapatero accedía rodeado de miembros de seguridad a un acto del PSC en la también barcelonesa localidad de Sabadell. Allí también le esperaba una protesta de los independentistas que los agentes pudieron neutralizar. No dejaron que se acercaran a la entrada del pabellón municipal.
Durante la intervención del presidente del Gobierno, y pese a que se produjo después de las agresiones a Ángel Acebes y Josep Piqué, Zapatero no quiso hacer una condena de estos hechos, que vuelven a repetirse en otro acto del PP. Al contrario, el jefe del Ejecutivo acusó a los populares de haber intentado sembrar la "confrontación y la discordia" hacia Cataluña. Y presentó al PSC y al PSOE como los partidos de la "cohesión y la integración" frente a los que "siembran la discordia y que no tienen un proyecto para este país".
"Yo siempre estoy feliz, me siento cómodo en Cataluña, no como otros dirigentes". Con estas palabras abrió su intervención. Para entonces, Piqué ya había reclamado a los líderes políticos la condena de esta nueva agresión al PP en Cataluña.
Sólo ha llegado en forma de comunicado desde el partido que preside Albert Rivera, Ciutadans-Partido de la Ciudadanía, que expresó a última hora de este martes su repulsa por los incidentes. Calificó los hechos de "lamentables" y trasladó "su solidaridad con los políticos agredidos", al tiempo que manifestaba "su repulsa frente a estas acciones que enturbian la vida democrática".