(Libertad Digital) La trayectoria de quien se convertirá en próximo ministro de Industria se puede perfilar a través de sus actuaciones como alcalde de Barcelona, puesto que ocupa desde septiembre de 1997 y para el que fue elegido en 1999. Desde esta posición, se convirtió en uno de los principales impulsores y presidente del Fórum Universal de las Culturas en 2004, un proyecto que se convirtió en un sonoro fracaso por el número de visitantes, que se quedó muy lejos de las previsiones oficiales. Además, el Ayuntamiento se enfrentó a numerosas críticas por el derroche que supuso el Fórum Barcelona y los intereses urbanísticos que escondía detrás.
En diciembre de ese mismo año, Clos se convirtió en protagonista involuntario de otro escándalo: el derrumbe en el barrio del Carmelo, que provocó el desalojo de más de mil vecinos después de que unas obras del metro de la capital provocaran el hundimiento de un edificio en diciembre de 2004. Un año después, dos centenares de personas continuaban sin poder regresar a sus casas y la actividad económica se había reducido de forma considerable.
Nadie asumió las responsabilidades políticas de unas obras que se emprendieron sin los estudios geológicos necesarios. Tampoco Clos, que celebró una fiesta apenas tres meses después de la tragedia en honor de los funcionarios que actuaron en la crisis mientras continuaban viviendo en hoteles decenas de familias que tuvieron que dejar sus casas como consecuencia de un siniestro que pudo haberse evitado. El alcalde decidió convertir en zona verde el lugar del derrumbe ante el riesgo de nuevos accidentes.
Las leyes de "convivencia" impulsadas por Clos desde el Ayuntamiento de Barcelona se convirtieron también en fuente de polémica. Una nueva ordenanza municipal sobre civismo, que pretendía mejorar la situación en el centro histórico de la Ciudad Condal, imponía multas de hasta 500 euros a los clientes de las prostitutas y a los compradores de los "top manta". Los mendigos tampoco se salvaban de la nueva norma: la mendicidad agresiva o insistente podría multarse con hasta 3.000 euros.
Limpiaparabrisas, trileros, gente que orina en las calles, mendigos incapacitados, grafiteros e incluso niños en monopatín se exponen a sanciones del Consistorio tras la aprobación de la norma. Tras la entrada en vigor de esta normativa, ahora el Ayuntamiento al frente del que está Clos promueve la legalización de la banda latina "Latin Kings" como asociación cultural como "vía de integración" a la sociedad barcelonesa.
En los últimos años de gobierno del alcalde se hicieron habituales los disturbios entre otras bandas de jóvenes violentos y la Policía durante los festejos de barrios de la capital, en concreto el de Gràcia. Los disturbios y destrozos que protagonizaba cada noche el "colectivo okupa" se convirtieron en la tónica habitual de estas fiestas mientras que las cargas policiales terminaban, con frecuencia, con agentes y jóvenes contusionados y numerosas detenciones. Joan Clos, en una de las ocasiones en que dio su opinión sobre estos sucesos, los calificó de incidentes "colaterales y menores" y apeló a que no alteraran el desarrollo de las fiestas.
El hasta ahora alcalde de Barcelona también ha mostrado con claridad su postura el conflicto que mantienen la Cadena COPE con la Generalidad, que podría dejar a la emisora sin sus licencias en Cataluña. Los grupos que integran el Ayuntamiento de Barcelona, PSC, ERC e ICV, rechazaron una declaración de apoyo a la libertad de expresión propuesta por el PP. La causa, que a juicio del alcalde y los concejales se trataba de una muestra de apoyo encubierta a la COPE.