LD (Efe) En la resolución aprobada se establece que una vez tenga lugar un "cese completo de las hostilidades", el gobierno de Beirut y la Fuerza Provisional de la ONU (FPNUL) deberán desplegar sus tropas en el sur del Líbano, donde operan los terroristas chiíes.
Paralelamente, se exige al Gobierno de Israel que retire los 10.000 efectivos que tiene desplegados en territorio libanés.
En el documento se establece reforzar la FPNUL, que cuenta ahora con 2.000 soldados, hasta un máximo de 15.000, para que pueda desempeñar su mandato de supervisar el cese de las hostilidades.
El documento constituye la primera acción emprendida por este órgano desde que empezaron los enfrentamientos, el pasado 12 de julio, lo que ha generado la frustración no sólo de los miembros del Consejo, sino también del propio secretario general, Kofi Annan.
Antes de la votación, Annan se mostró "profundamente decepcionado porque no se logró alcanzar mucho antes" y dijo que la incapacidad de actuar con mayor rapidez ha "afectado la fe que tiene el mundo en la autoridad e integridad del Consejo".
Tras indicar que Líbano "ha sufrido durante demasiado tiempo", Annan subrayó que el cese de la violencia es esencial para permitir la distribución de la ayuda humanitaria.
En lo que a él le concierne, indicó que está dispuesto a empezar a desempeñar el papel adjudicado en la resolución, que le pide un informe dentro de una semana sobre la implementación del documento.
Durante el fin de semana, según dijo, fijará con las partes la fecha exacta para el cese de las hostilidades, después de que el ejecutivo libanés se reúna este sábadoy el de Israel el domingo.
La secretaria de Estado norteamericana, Condolezza Rice, manifestó que la aprobación de la resolución "abre el camino para una paz duradera entre Líbano e Israel" y para que Líbano emerja con más fuerza, con la ayuda internacional.
El ministro de Exteriores de Francia, Philippe Douste-Blazy, declaró que la resolución crea las condiciones para una solución a corto plazo, pero también para una paz duradera, fundamental para el equilibrio de toda la región.
El ministro de Exteriores de Qatar, el jeque Ahmed al Thani, el único país árabe que integra el Consejo, aceptó la resolución para "acabar el baño de sangre en el Líbano", pese a encontrarla "desequilibrada".
El ministro qatarí encabezó una delegación de la Liga Arabe, cuya misión era presionar a que se introdujeran enmiendas en el documento, para que incorporan las demandas del gobierno del Líbano.
Paralelamente, se exige al Gobierno de Israel que retire los 10.000 efectivos que tiene desplegados en territorio libanés.
En el documento se establece reforzar la FPNUL, que cuenta ahora con 2.000 soldados, hasta un máximo de 15.000, para que pueda desempeñar su mandato de supervisar el cese de las hostilidades.
El documento constituye la primera acción emprendida por este órgano desde que empezaron los enfrentamientos, el pasado 12 de julio, lo que ha generado la frustración no sólo de los miembros del Consejo, sino también del propio secretario general, Kofi Annan.
Antes de la votación, Annan se mostró "profundamente decepcionado porque no se logró alcanzar mucho antes" y dijo que la incapacidad de actuar con mayor rapidez ha "afectado la fe que tiene el mundo en la autoridad e integridad del Consejo".
Tras indicar que Líbano "ha sufrido durante demasiado tiempo", Annan subrayó que el cese de la violencia es esencial para permitir la distribución de la ayuda humanitaria.
En lo que a él le concierne, indicó que está dispuesto a empezar a desempeñar el papel adjudicado en la resolución, que le pide un informe dentro de una semana sobre la implementación del documento.
Durante el fin de semana, según dijo, fijará con las partes la fecha exacta para el cese de las hostilidades, después de que el ejecutivo libanés se reúna este sábadoy el de Israel el domingo.
La secretaria de Estado norteamericana, Condolezza Rice, manifestó que la aprobación de la resolución "abre el camino para una paz duradera entre Líbano e Israel" y para que Líbano emerja con más fuerza, con la ayuda internacional.
El ministro de Exteriores de Francia, Philippe Douste-Blazy, declaró que la resolución crea las condiciones para una solución a corto plazo, pero también para una paz duradera, fundamental para el equilibrio de toda la región.
El ministro de Exteriores de Qatar, el jeque Ahmed al Thani, el único país árabe que integra el Consejo, aceptó la resolución para "acabar el baño de sangre en el Líbano", pese a encontrarla "desequilibrada".
El ministro qatarí encabezó una delegación de la Liga Arabe, cuya misión era presionar a que se introdujeran enmiendas en el documento, para que incorporan las demandas del gobierno del Líbano.
Tras tortuosas negociaciones y obstrucciones, el punto de inflexión se logró cuando el gobierno libanés aceptó desplegar 15.000 efectivos de su ejército en el sur del país, lo que condujo a que la resolución exija ahora la retirada de las tropas israelíes.
El enviado especial del Líbano, el ministro de Cultura Tarek Mitri, manifestó que finalmente, después de numerosos reclamos y cuando ya ha pasado un mes, el Consejo ha decidido actuar.
Tras exponer el grado y desproporción de la destrucción israelí en el Líbano, expresó su esperanza de que la tregua se cumpla, y se mostró escéptico ante la tradicional actitud de Israel de resolver los problemas militarmente.
Por su parte, el embajador de Israel, Dan Guillerman, consideró la resolución como "una oportunidad para corregir los errores del pasado y crear una nueva y genuina realidad en nuestra región".
"Necesitamos aprovechar el momento y abrir un nuevo capítulo para la región, en el que la moderación no se vea como una debilidad y la mano extendida por la paz no se perciba como una rendición", agregó.
Pronto se prevé que el Consejo empiece a negociar las condiciones del alto el fuego permanente, incluida la puesta en libertad de los dos soldados israelíes secuestradoss por Hezbolá, que fue lo que desató el conflicto.