(Libertad Digital) Sólo la contrarreloj de este sábado separa a Óscar Pereiro del triunfo final en el Tour de Francia. El ciclismo español está en uno de sus momentos institucionales más difíciles y una victoria lavaría la imagen de los ciclistas nacionales, a los que la Operación Puerto ha puesto bajo la sombra de la sospecha. El ciclista gallego entró a ocho minutos del vencedor de la etapa, el italiano Matteo Tosatto (Quick Step), que se apuntó el triunfo parcial en la jornada que cubría las localidades de Morzine y Maco -197 kilómetros bajo un sol de justicia-. Es su primera victoria en el Tour de Francia. Al esprint, dejó atrás a su compatriota Christian Moreni (Cofidis) y al alemán Ronnie Scholz (Gerolsteiner). Mientras el italiano celebraba con los técnicos de su equipo la séptima victoria de su carrera desde su debut en 1997, entraban los componentes de la escapada del día, con el español Isasi (Euskaltel) y Flecha (Rabobank) a 1.03.
El pelotón se dejaba ver en meta con un retraso de más de ocho minutos, sin prisa, pero eso sí, con bastante calor. La general no ha tenido cambios en la etapa, que venía de tres jornadas apasionantes en los Alpes. Óscar Pereiro (Illes Balears) conserva el maillot amarillo por quinto día, con 12 segundos sobre Carlos Sastre (CSC) y 30 respecto al estadounidense Floyd Landis (Phonak). Los tres se jugaran el triunfo final en un esfuerzo de 57 kms. contrarreloj. En un etapa del montón, a 40 grados de temperatura, los ánimos no estaban para grandes alardes. El pelotón consintió marcharse a 15 corredores en el km. 50, entre ellos los españoles Egoi Martínez, Iñaki Isasi y Juan Antonio Flecha, los estadounidenses Zabriskie y Leipheimer, Sinkewitz, Calzati, Scholz, Aerts, Tosatto, Hinault Moreni, Vaugrenard, Quinziato y Pineau.
Con el maillot amarillo por resolver el sábado, el de la montaña ya en poder de Rasmussen y el verde casi en la vitrina de McEwen, tocaba descansar y pasar el día sin sobresaltos. Tres dificultades en el camino no fueron obstáculo para romper la disciplina en la escapada. El Col de Berthian, una cuesta de 4,6 kms era el lugar idóneo para sorprender, pero nadie se animó. Una vez superada la Cota de Chambod (4a, km 139) aceleraron Flecha y Calzati y encendieron los ánimos. Contraatacaron Isasi (Euskaltel) y Leipheimer (Gerolsteiner), el mejor clasificado de todos a 22 minutos. Americano y español aunaron voluntades y se marcharon desafiando al horno de asfalto.
En el pelotón lucía como el propio sol que azotó la Borgoña el maillot del Saunier Duval. Los de Matxín pretendían llevar a Paco Ventoso hasta la recta donde se deciden las llegadas al esprint, pero con poca eficacia, ya que a 30 kilómetros de meta el retraso acumulado era de 5.24. La escapada tenía buena pinta. El personal no estaba para muchas prisas después de tres intensos días en los Alpes, y entre los favoritos todos los días no son fiesta, por lo tanto, dejaron hacer a los aventureros camino de Macon, donde hace ya 15 años de la victoria del "abuelo" Viatcheslav Ekimov, aún dando guerra en el Discovery.
El debutante Isasi y el veterano Leipheimer, sexto el año pasado, fueron alcanzados por sus perseguidores a 20 kms de meta. Luego saltó el alemán Scholz (Gerolsteiner), se le pegaron a rueda los italianos Tosatto (Quick Step) y Moreni (Cofidis). La carrera ya era una locura ingobernable. El trío se entendió y se propuso discutir la victoria entre ellos. Los perseguidores se quedaron mirando, Isasi y Flecha incluidos, perdiendo una bonita oportunidad. Así, Scholz, Moreni y Tossato se presentaron en la recta de meta. Guerra táctica, control y arranque de Scholz.
Los italianos, más rápidos, respondieron al unísono y finalmente fue Tossato, uno de los preparadores del esprint más especializados en la famosa Fassa Bortolo de Petacchi y ahora de Boonen en el Quick Step, quien aplicó la lógica, en Macon, donde pervive el recuerdo de la contrarreloj de 1991 que ganó Indurain, en su primer año triunfal. Un recuerdo más bonito que adorna esta insulsa etapa de transición.
La hora de la verdad llega este sábado con la contrarreloj individual de 57 kms. entre Le Creusot y Montceau les Mines. Lucha en solitario para seleccionar a los tres componentes del podio final en París. Recorrido más ondulado que el anterior de Rennes, apto más para corredores que lleguen con fuerzas que para especialistas.
El pelotón se dejaba ver en meta con un retraso de más de ocho minutos, sin prisa, pero eso sí, con bastante calor. La general no ha tenido cambios en la etapa, que venía de tres jornadas apasionantes en los Alpes. Óscar Pereiro (Illes Balears) conserva el maillot amarillo por quinto día, con 12 segundos sobre Carlos Sastre (CSC) y 30 respecto al estadounidense Floyd Landis (Phonak). Los tres se jugaran el triunfo final en un esfuerzo de 57 kms. contrarreloj. En un etapa del montón, a 40 grados de temperatura, los ánimos no estaban para grandes alardes. El pelotón consintió marcharse a 15 corredores en el km. 50, entre ellos los españoles Egoi Martínez, Iñaki Isasi y Juan Antonio Flecha, los estadounidenses Zabriskie y Leipheimer, Sinkewitz, Calzati, Scholz, Aerts, Tosatto, Hinault Moreni, Vaugrenard, Quinziato y Pineau.
Con el maillot amarillo por resolver el sábado, el de la montaña ya en poder de Rasmussen y el verde casi en la vitrina de McEwen, tocaba descansar y pasar el día sin sobresaltos. Tres dificultades en el camino no fueron obstáculo para romper la disciplina en la escapada. El Col de Berthian, una cuesta de 4,6 kms era el lugar idóneo para sorprender, pero nadie se animó. Una vez superada la Cota de Chambod (4a, km 139) aceleraron Flecha y Calzati y encendieron los ánimos. Contraatacaron Isasi (Euskaltel) y Leipheimer (Gerolsteiner), el mejor clasificado de todos a 22 minutos. Americano y español aunaron voluntades y se marcharon desafiando al horno de asfalto.
En el pelotón lucía como el propio sol que azotó la Borgoña el maillot del Saunier Duval. Los de Matxín pretendían llevar a Paco Ventoso hasta la recta donde se deciden las llegadas al esprint, pero con poca eficacia, ya que a 30 kilómetros de meta el retraso acumulado era de 5.24. La escapada tenía buena pinta. El personal no estaba para muchas prisas después de tres intensos días en los Alpes, y entre los favoritos todos los días no son fiesta, por lo tanto, dejaron hacer a los aventureros camino de Macon, donde hace ya 15 años de la victoria del "abuelo" Viatcheslav Ekimov, aún dando guerra en el Discovery.
El debutante Isasi y el veterano Leipheimer, sexto el año pasado, fueron alcanzados por sus perseguidores a 20 kms de meta. Luego saltó el alemán Scholz (Gerolsteiner), se le pegaron a rueda los italianos Tosatto (Quick Step) y Moreni (Cofidis). La carrera ya era una locura ingobernable. El trío se entendió y se propuso discutir la victoria entre ellos. Los perseguidores se quedaron mirando, Isasi y Flecha incluidos, perdiendo una bonita oportunidad. Así, Scholz, Moreni y Tossato se presentaron en la recta de meta. Guerra táctica, control y arranque de Scholz.
Los italianos, más rápidos, respondieron al unísono y finalmente fue Tossato, uno de los preparadores del esprint más especializados en la famosa Fassa Bortolo de Petacchi y ahora de Boonen en el Quick Step, quien aplicó la lógica, en Macon, donde pervive el recuerdo de la contrarreloj de 1991 que ganó Indurain, en su primer año triunfal. Un recuerdo más bonito que adorna esta insulsa etapa de transición.
La hora de la verdad llega este sábado con la contrarreloj individual de 57 kms. entre Le Creusot y Montceau les Mines. Lucha en solitario para seleccionar a los tres componentes del podio final en París. Recorrido más ondulado que el anterior de Rennes, apto más para corredores que lleguen con fuerzas que para especialistas.