LD (Efe) La Moncloa subraya que no hubo reproches y que el Papa y Zapatero hablaron en un ambiente "distentido", sobre "la familia, la paz, el futuro de la UE y la inmigración".
Rodríguez Zapatero llegó al Palacio acompañado por su esposa, Sonsoles Espinosa, así como del embajador de España ante la Santa Sede, Francisco Vázquez, y el secretario general de la Presidencia del Gobierno, Nicolás Martínez Fresno. El jefe del Ejecutivo y su esposa fueron recibidos a las puertas del Palacio por el nuncio del Vaticano en España, Manuel Monteiro de Castro, y por el sustituto de la Secretaría de Estado del Vaticano, monseñor Sandri.
Cuando Zapatero descendió del vehículo oficial en el que se trasladó al Palacio Arzobispal, pudieron escucharse silbidos, abucheos y gritos procedentes del escaso público que tenía acceso a la zona, delimitada por un perímetro de seguridad, mientras desde otros balcones se intentaba contrarrestar esa protesta con aplausos. "¡Vete con la ETA, que son tus amigos!", "¡Aquí no te queremos!", "¡Embustero, Zapatero!" o "¡Zapatero, dimisión!", gritaron a la comitiva gubernamental.
Momentos después fue la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, la que llegó al Palacio Arzobispal y tuvo el mismo recibimiento mientras arreciaban unos gritos contra el Gobierno y, en particular, contra el presidente.
Antes de entrevistarse con Benedicto XVI en la sala de visitas del Palacio, Zapatero charló unos instantes con el cardenal secretario de Estado del Vaticano, Angelo Sodano, y con el arzobispo de Valencia, Agustín García-Gasco. En la reunión entre el Papa y Zapatero es previsible que se aborden las relaciones entre España y el Vaticano y se converse sobre el proceso abierto tras el alto el fuego permanente de ETA.
El Papa Benedicto XVI y el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, abordaron durante el encuentro mantenido en el Palacio Arzobispal de Valencia temas relacionados con la familia, la paz, el futuro de la UE y la inmigración, según informaron a Europa Press fuentes gubernamentales.
En primer lugar, tuvo lugar un encuentro en solitario entre Benedicto XVI y Rodríguez Zapatero, que fue introducido por el nuncio apostólico en España, Manuel Monteiro de Castro. Posteriormente, cuando llevaban 20 minutos de reunión, se agregó a la misma la vicepresidenta del Ejecutivo, María Teresa Fernández de la Vega, y, poco antes de terminar, la esposa del presidente del Gobierno.
Inventario de obsequios, según La Moncloa
En ese momento se produjo un intercambio de obsequios. Según La Moncloa, el Papa obsequió "un collar de perlas con una cruz" a las señoras presentes en la reunión, y con "una Biblia" al presidente. Todo apunta a que desde la Presidencia se han confundido de objetos. El "collar de perlas con una cruz" es un rosario y la Biblia es el Codex Vaticano, según indicó la corresponsal de la COPE en El Vaticano, Paloma Gómez Borrero.
El encuentro del Papa con la delegación gubernamental se prolongó por espacio de unos 40 minutos.
En la reunión, Benedicto XVI y el máximo representante del Ejecutivo trataron asuntos relacionados con la familia, la paz, el futuro de Europa y la inmigración, con especial detenimiento en el caso de Africa, según destacaron las mismas fuentes.
Toda la conversación se desarrolló en un ambiente "distendido", "amable", "cortés" y "cordial" y "sin reproches", señalaron. Previamente, el secretario de Estado de Comunicación, Fernando Moraleda, había afirmado, en declaraciones a los medios de comunicación, que la reunión fue "cordial" y "extraordinariamente cortés".
Moraleda, que realizó estas declaraciones a la salida del Palacio Episcopal, indicó que, durante el encuentro, se analizaron asuntos de actualidad y se habló "en general un poco de todo".
Preguntado sobre si Zapatero recibió allí la invitación del Papa para acudir a la misa con la que concluirá su estancia en la ciudad de Valencia, Moraleda argumentó que "es habitual que los jefes de Gobierno no participen en los actos litúrgicos".
Según aseguró, el máximo mandatario estadounidense, George Bush, y el presidente francés, Jacques Chirac, "tampoco participaron" en ese tipo de actos durante las visitas papales, por lo que "no hay que darle mayor importancia" a la ausencia del presidente del Gobierno español en la misa.