L D (Agencias) El portavoz de Aralar, Javier Eskubi, y la alcaldesa de Pamplona, Yolanda Barcina, elevaron la voz ante las miles de personas congregadas en la plaza consistorial y en las calles de alrededor, así como en otros puntos de la ciudad, la Plaza del Castillo o el Paseo de Sarasate, donde se han instalado pantallas gigantes de televisión para seguir el chupinazo sin las aglomeraciones del centro neurálgico.
Con una temperatura agradable, los miles asistentes al lanzamiento del cohete esperaron la hora vestidos de blanco, con el pañuelo rojo en alto y dirigido hacia la fachada del Ayuntamiento, entre gritos, bajo el lanzamiento de litros de champán, los confetis blancos y rojos disparados desde la Casa Consistorial y entre empujones, informó Europa Press.
La tensión se multiplicó cuando Javier Eskubi –antiguo dirigente de ETA– salió a las 12 en punto al balcón, saludó y prendió la mecha. La alcaldesa también se dirigió a los asistentes. Como es tradicional, los concejales pamploneses fueron prendiendo sucesivos cohetes, anunciando la salida de la banda de gaiteros del Ayuntamiento que, como todos los años, se abre paso en la plaza entre la multitud.
Este año el "chupinazo" estuvo quizás un poco más limpio que en años anteriores ya que más agentes de la Policía Foral y Policía Municipal requisaron, en los accesos al casco antiguo, huevos, harina, ketchup y demás productos que los más jóvenes utilizan para tirarse entre ellos.
Con el "pañuelico" rojo ya anudado al cuello, los pamploneses y visitantes se adentran en nueve días de fiesta y desenfreno. Este viernes será el día grande, festividad de San Fermín, y tendrá lugar la procesión en honor al santo por las calles del casco antiguo de la ciudad.