L D (Europa Press) "No vamos a contestar a ninguna pregunta, sólo que estamos orgullosos de ser militantes de ETA", dijo Etxeberria en euskera antes de que el presidente del tribunal, Alfonso Guevara, preguntara si tenían intención de declarar los dos acusados, para quienes el fiscal pide 18 de cárcel por la colocación de un coche bomba en 2002 en Santander.
Tras negarse a levantarse y decir varias veces: "nos vamos", Guevara pidió a la Policía que entrara en el habitáculo y, poco antes de que accedieran los agentes, los dos etarras comenzaron a dar patadas a los cristales blindados hasta que fueron reducidos y esposados, a la vez que el presidente ordenaba la expulsión de sus familiares y amigos por alteración del orden.
Tras negarse a levantarse y decir varias veces: "nos vamos", Guevara pidió a la Policía que entrara en el habitáculo y, poco antes de que accedieran los agentes, los dos etarras comenzaron a dar patadas a los cristales blindados hasta que fueron reducidos y esposados, a la vez que el presidente ordenaba la expulsión de sus familiares y amigos por alteración del orden.
Atentado con un coche robado junto al garaje de Trashorras
Los etarras "Jokin" y Sudupe, según el escrito de acusación, llamaron al diario Gara el 3 de diciembre de 2002 para anunciar la colocación de una bomba. Dijeron que iba a hacer explosión a las 15.50 horas de ese mismo día, cuando en realidad, habían fijado el detonador para las 15.48 horas. La zona fue acordonada inmediatamente y se evacuó el parking, por lo que cuando el coche-bomba hizo explosión no produjo daños personales, pero sí importantes destrozos en las estructura del aparcamiento. Además, destrozó 173 vehículos.
Tal y como desveló La Nueva España hace dos años, el coche que emplearon los terroristas fue robado en el callejón de Avilés en el que el ex minero y confidente Emilio Suárez Trashorras tenía su garaje. Era finales de 2002 y ya entonces un detenido por la operación "Pipol" (en la que fue detenido Trashorras y su cuñado Toro Castro) informó que había 500 kilos de dinamita escondidos en Avilés para ETA. Esa misma cantidad fue la misma que se incautó la Guardia Civil cuando interceptó la caravana de la muerte de Cuenca y detuvo a dos etarras. A estas coincidencias se suma la del coche utilizado en el atentado de Santander por el que ahora se juzga a Jokin y Sudupe.
La banda terrorista lo hizo explotar con 35 kilos de explosivos en la plaza de Alfonso XII de Santander. El coche, un Renault 19 gris, fue robado en diciembre de 2002 en la Travesía de la Vidriera. Casi dos años después La Nueva España recordaba que cuando se produjo el atentado de Santander ya se especuló con que el vehículo se había preparado en Asturias.
Los etarras se enfrentan a 18 años de cárcel
El fiscal de la Audiencia Nacional Miguel Ángel Carballo solicita 18 años de prisión para los dos acusados por un delito de estragos terroristas y que indemnicen a los perjudicados. Según el informe de conclusiones provisionales, los etarras Etxeberria y Sudupe recibieron en Francia un cursillo de formación sobre el manejo de explosivos y de armas impartido por un tal "Peio" y por Gorka Palacios, el que fuera jefe de los pistoleros de ETA hasta su detención, en diciembre de 2003.
Añade el escrito fiscal que el también detenido Juan Antonio Olarra Guridi, "Jon", les hizo entrega de un arma con munición, con la que los acusados cruzaron la frontera en noviembre de 2002. Acudieron primero a la localidad asturiana de Avilés, donde robaron el vehículo con el que llegaron a Solares. Allí recogieron el material y el explosivo necesario para cometer los hechos.