España certifica su pase a octavos con una remontada épica ante Túnez (3-1)

L D (Guillermo Domínguez) Luis Aragonés se mantuvo en sus 'trece' y sacó de inicio a los mismos once hombres que jugaron el pasado miércoles frente a Ucrania, con Puyol y Pablo mandando en el centro de la defensa, acompañados en los laterales por Sergio Ramos y Pernía; Xabi Alonso, Senna y Xavi en la medular; y arriba Luis García, Torres y Villa. De nuevo jugó con el 4-3-3 como un esquema que parece inamovible. España empezaba mandando, pero a los ocho minutos se encontró con un jarro de agua helada. Hatem Trabelsi -el mejor jugador tunecino ante la ausencia de Francileudo Dos Santos- protagonizó una peligrosa internada por la banda derecha para terminar habilitando a Jaziri. El habilidoso delantero Troyes francés quebró primero a Pablo y Puyol para dejarle la pelota franca a Mnari, que fusiló por dos veces a Casillas, colocando el 0-1 en el marcador. Pintaban bastos en Stuttgart.

Trató de reaccionar España, pero sin demasiada convicción, sin creer demasiado en sus auténticas posibilidades. Sergio Ramos llegaba con peligro por la derecha, pero siempre se topó con un lateral izquierdo como Chedli bien plantado en el césped del Gottlieb Daimler Stadion. También Pernía, Torres y Villa lo intentaron con disparos lejanos, aunque la falta de puntería y las buenas intervenciones del portero Boumnijel impidieron que los de Luis Aragonés pudieran marcar el empate. Cierto es también que el centro del campo no logró hilvanar el juego con la misma facilidad que ante Ucrania. Luis empezaba a subirse por las paredes en la banda y los aficionados españoles presentes en las gradas tenían los nervios a flor de piel. La mejor ocasión llegó al borde del descanso. Fue en un saque de esquina botado por Xavi. El balón llegó a Xabi Alonso, solo en el punto de penalti, que remató magníficamente con la cabeza, aunque el rocoso Ayari la sacó bajo palos in extremis. Así se llegaría al descanso.

Tras la decepcionante primera mitad, el técnico nacioanl se dio cuenta de que ni Senna ni Luis García andaban finos. Los dejó en la caseta y en su lugar salieron Cesc Fábregas y Raúl. Sólo diez minutos después, el Sabio de Hortaleza se la jugó todo a una carta al dar entrada a Joaquín en sustitución de un desangelado Villa. Y el experimento funcionó, aunque los delanteros españoles tenían enfrente a un rocoso jugador como Jaidi. El central del Bolton, un gigante de 1,92, frenaba casi siempre las acometidas del rival para su desesperación. En muchas ocasiones se empleaba con una dureza extrema, aunque el árbitro Carlos Simón le perdonaba la tarjeta amarilla una y otra vez.

Quedaban veinte minutos por delante, la hora de la verdad. Y fue entonces cuando apareció la ratonería de Raúl para igualar el partido y dar un rayo de esperanza a España. El capitán le ganó la posición a Jaidi dentro del área para rematar prácticamente a puerta vacía y, en una posición acrobática, colocar el empate ante la inútil estirada del veterano Boumnijel, soberbio durante casi todo el envite. Y sólo cinco minutos después, Cesc, el mejor del partido, volvió a sacar a relucir su calidad. El joven jugador del Arsenal le puso un balón buenísimo a Fernando Torres para que el 'Niño' se plantara solo ante el cancerbero norteafricano, le superara en la frontal del área con un magnífico recorte y marcara el 2-1 a puerta vacía.

La decepción de la primera mitad se transformó en una fiesta en los últimos minutos del partido, especialmente para los cerca de 30.000 aficionados españoles en las gradas, que no pararon de animar a los jugadores con los habituales "olés". Y en medio del jolgorio, el árbitro -esta vez sí- señaló un claro penalti sobre Torres que el propio delantero del Atlético de Madrid se encargaría de transformar. El 'Niño' ya es pichichi en solitario del Mundial con tres dianas y, con las dos de esta mágica noche, fue uno de los artífices que hizo cambiarle la cara al equipo. Se sufrió, pero al final todo salió a pedir de boca.

Ahora toca Arabia Saudí, la cenicienta del grupo H, el próximo viernes a las 16.00 horas en Kaiserslautern. A los de Luis Aragonés les sirve el empate, independientemente de lo que ocurra en el Ucrania-Túnez a la misma hora, para acabar primeros de grupo. Incluso vale la derrota siempre que el equipo de Oleg Blokhin no gane por seis goles o más a las Águilas de Cartago.

¡A por ellos!