LD (Europa Press) El Banco de España avisa: el crecimiento para este año será menor que el del año pasado (3,4 por ciento), lo que contrasta con el optimismo del secretario de Estado de Economía, David Vegara, que anunció recientemente una revisión al alza de las previsiones del Gobierno, ahora en el 3,3 por ciento. Este optimismo estaría aún menos fundado si el Ejecutivo no toma de manera urgente las medidas necesarias para corregir los crecientes desequilibrios de nuestra economía, según se recoge en su informe anual de 2005.
Como dato indicativo del camino que está tomando la economía española, el órgano regulador ha destacado que los gastos de las familias españolas siguen creciendo a un ritmo superior al de sus ingresos, lo que les lleva a recurrir cada vez al crédito, que supera ya el 110 por ciento de su renta disponible bruta. Esta cifra ha crecido en diez puntos en el último año. A lo largo de 2005 la capacidad de ahorro ha vuelto a disminuir, e incluso es ahora negativa. Los hogares cada vez tienen que hacer frente a mayores gastos financieros.
Ante esta situación de más endeudamiento y menos colchón de ahorro con el que hacer frente a perturbaciones adversas, las familias están cada vez más expuestas "a variaciones desfavorables de su renta, del precio de los activos y del coste de financiación", advierte la institución. Además, en un futuro próximo, tendrán que dedicar una mayor parte de sus rentas a pagar los créditos en caso de que suban los tipos de interés, si bien el impacto que estas alzas tendrán en la posición financiera de los hogares será, en general, "relativamente moderado", de acuerdo con el órgano regulador.
Concentración de las inversiones en vivienda
Este impacto, de hecho, está amortiguado por un aumento en la riqueza de los hogares españoles, que rondaba al cierre de 2005 el 600 por cien del Producto Interior Bruto (PIB). Este aumento de la riqueza se produce principalmente por la revalorización de la cartera financiera y, en especial, por el aumento del 12,8 por ciento en el precio de la vivienda. Precisamente, esa mayor riqueza es lo que explica -a juicio del Banco de España- que las familias aumenten más sus gastos que sus ingresos y recurran, para ello, a la pedir créditos a las entidades financieras.
El Banco de España advierte de que "el intenso crecimiento de los compromisos financieros de las familias y empresas y la elevada concentración de sus inversiones en el sector inmobiliario siguen incrementando la sensibilidad de las decisiones de consumo, inversión y empleo a la evolución de los tipos de interés y los precios de la vivienda". "Esa sensibilidad -concluye- adquiere especial relevancia en un contexto en el que ha aumentado la probabilidad de que, en el futuro próximo, el tono relajado de la política monetaria en la zona euro se vaya progresivamente normalizando y el precio de la vivienda mantenga e incluso intensifique el proceso de desaceleración que ya ha iniciado".
Inmigración y flexibilidad salarial
En contraste con la inflación, apuntó que los costes laborales medios han crecido a tasas "relativamente moderadas", como consecuencia del aumento del empleo en los sectores con salarios comparativamente más bajos, que son los que están registrando una mayor afluencia de inmigrantes. En todo caso, indicó que, si bien este comportamiento de los salarios puede considerarse moderado, su crecimiento ha continuado siendo superior al que registran los salarios en los países de la UE. Además, esta evolución ha tenido lugar en un contexto de ganancias de productividad "muy reducidas", de forma que el diferencial de crecimiento de costes con la zona euro ha seguido siendo elevado.
Desequilibrios en las empresas
Por lo que se refiere a las empresas, el Banco de España hace referencia también al dinamismo registrado en el crédito, que ha venido acompañado por un "comportamiento bastante favorable en los resultados económicos" y por un ascenso en sus cotizaciones bursátiles, que alcanzaron el valor más elevado en relación con el PIB desde 1995. Con estos datos, el regulador concluye que "la situación financiera del conjunto del sector empresarial continuó sin dar síntomas apreciables de debilidad", aunque también advierte de que existen algunos elementos de incertidumbre que las sociedades deberían analizar para tomar en el futuro sus decisiones de gasto y contratación.
Pero ello no quiere decir que no se produzcan desequilibrios, también en el sector empresarial. De hecho, considera el Banco de España, deben tener en cuenta que su mayor endeudamiento les hace cada vez más vulnerables a perturbaciones adversas y que las empresas de menor tamaño y, sobre todo, las de construcción y actividades inmobiliarias son más sensibles que la media a la evolución de los tipos y el mercado inmobiliario.