(Libertad Digital – Luis del Pino) Para empezar, existen tres informes policiales distintos sobre esas llamadas, con datos contradictorios entre sí en lo que respecta:
- al número de llamadas realizadas
- a los números telefónicos que se marcaron
- y a los destinatarios de esas llamadas.
Ni siquiera son coherentes los datos policiales en lo que respecta a los teléfonos empleados por los suicidas para realizar esas llamadas: mientras que en un informe policial se afirma que los suicidas llamaron desde tres números telefónicos distintos, otro de los informes sólo menciona uno y el tercero, dos. Pero los datos del auto de procesamiento demuestran, además, que al menos uno de los teléfonos supuestamente usados por los suicidas no estaba en el piso de Leganés.
Los números de serie de los terminales telefónicos encontrados en el piso tras el desescombro no coinciden tampoco en los distintos informes policiales. Asimismo, los listados de llamadas aportados por la Policía contradicen las declaraciones de algunos de los testigos de la causa. No es posible, por ejemplo, que se produjera ninguna llamada de la madre de El Chino a su hijo que estaba en el piso, como inicialmente se difundió a través de los medios.
Tampoco queda claro cómo se permitió que se produjera llamada alguna, ya que los equipos policiales desplazados a Leganés disponían de inhibidores de ondas que, al parecer, no se utilizaron, contraviniendo las normas de seguridad más elementales.
Son varios los mitos del 11-M que se difundieron en su día por los medios y que se caen por tierra al analizar los datos contenidos en el sumario: ni los suicidas llamaron a Inglaterra a pedir instrucciones, ni existió ninguna madre de un suicida escuchando por teléfono ninguna explosión, ni está claro a quién se llamó, ni tampoco que aquellas llamadas se realizaran desde aquel piso rodeado por la Policía.
Lea AQUÍ el enigma 26: Las llamadas de Leganés