(Libertad Digital-Luis del Pino) Continúan acrecentándose las dudas sobre la furgoneta Kangoo supuestamente utilizada por los terroristas y hallada en Alcalá la propia mañana del 11 de marzo. Una furgoneta que sirvió, desde el primer momento, para sembrar entre la opinión pública la idea de que se trataba de un atentado islamista. Las sucesivas revelaciones de Libertad Digital y El Mundo han ido destapando diversas irregularidades acerca de las pruebas encontradas dentro de la furgoneta, irregularidades que no sólo ponen en cuestión esas pruebas, sino que incluso permiten dudar de su existencia real.
Como ya sabíamos, los perros no detectaron ningún explosivo aquella mañana en la furgoneta de Alcalá. Esos perros sólo habían realizado anteriormente dos servicios y ese resto de explosivo se encontraba, supuestamente, dentro de una bolsa de basura normal, no hermética, así que los perros tendrían que haberlo detectado en caso de encontrarse allí. Pero no lo hicieron. Sin embargo, el primer acta de inspección ocular de la furgoneta, redactada el propio 11 de marzo, indica que en el complejo policial de Canillas apareció ese resto de explosivo en torno a las tres y media de la tarde.
Las revelaciones del periódico El Mundo corroboraban la semana pasada que una gran parte de las pruebas halladas en la furgoneta podrían haber sido introducidas en la misma después de que la Kangoo fuera llevada a dependencias policiales. En concreto, eso es lo que podría haber sucedido con el resto de explosivo.
Libertad Digital ya difundió en su día que, como el sumario recoge, los análisis de la Policía Científica podrían haberse manipulado, asimismo, con un doble fin: ocultar que ese explosivo supuestamente hallado en la furgoneta de Alcalá no era Goma-2 ECO pura y ocultar también que ese explosivo no coincidía con el encontrado en la mochila de Vallecas.
Sin embargo, no son éstas las únicas sospechas de manipulación que pesan sobre ese resto de explosivo. Como hoy revelamos, ni en el informe de inspección ocular realizado por la Policía Científica el 11 de marzo, ni en el informe de los TEDAX de 16 de marzo, ni en el informe Técnico-Policial de 24 de marzo se concreta en qué consistía ese resto de explosivo, del que no se indica ni tamaño ni peso. En el informe de los TEDAX se dice que apareció "el extremo de lo que pudiera ser un cartucho de dinamita, compuesto por papel parafinado y sustancia gelatinosa de color blanco marfil, tipo plastilina". Curiosamente, ese supuesto resto de envoltorio de cartucho no se menciona ni en el informe de inspección ocular, ni en el informe técnico-policial, donde sólo se habla, genéricamente, de que apareció un "resto de, al parecer, sustancia explosiva".
Pero, además, la fotografía del supuesto resto de explosivo incluida en el informe técnico-policial entregado al juez no corresponde, en realidad, al explosivo de la furgoneta de Alcalá, sino al de la mochila de Vallecas. En concreto, el informe 57-IT-04 de 24/3/2004 enumera las evidencias encontradas en la furgoneta y, entre ellas, la bolsa de basura azul donde supuestamente aparecieron 7 detonadores y el resto de explosivo. En la página 5 del informe se incluyen sendas fotografías de la bolsa, de los detonadores y del explosivo encontrados:
Sin embargo, esa fotografía del explosivo incluida en el informe no se corresponde con nada que hubiera sido encontrado en la furgoneta, sino que es una fotografía del explosivo hallado en la mochila de Vallecas. Ampliando la imagen anterior aparece la fotografía del explosivo de la furgoneta, según el informe.
Ahora a todos nos resulta mucho más familiar. Esa misma fotografía tomada supuestamente en la Kangoo es la del explosivo de la mochila de Vallecas, difundida por los medios de comunicación (la cadena ABC fue la primera en hacerlo) y recogida en los informes oficiales entregados al juez:
En el sumario, en la parte referida a la mochila de Vallecas, aparece reproducida así.