(Libertad Digital) Según informa el diario El Mundo, dos policías de las dos dotaciones de la comisaría de Alcalá que el fatídico 11 de marzo llegaron primero hasta la famosa furgoneta Kangoo aparcada junto a la estación de tren aseguran que en el interior del vehículo no había nada. Estos agentes permanecieron varias horas junto a la furgoneta y la abrieron con una palanca. Había un chaleco reflectante amarillo mal doblado que sobresalía debajo del asiento del copiloto. Encima del salpicadero había una tarjeta de visita. También había una cinta de casete gris transparente sin ninguna inscripción visible.
Según relata Fernando Múgica, en presencia de esos agentes de Alcalá, uno de los perros policía expertos en la detección de explosivos olfateó el exterior del vehículo antes de que se abriera el portón. No hizo ningún signo de que hubiera explosivos. Entonces se forzó el portón trasero de la Kangoo y otro perro se introdujo en la zona de carga. Llegó olfateando hasta la rejilla diáfana que separa la zona de carga de los asientos delanteros. Este perro, una hembra, tampoco hizo signo alguno de que se hubieran encontrado explosivos.
Sin embargo, el 12 de marzo y tras pasar por la Comisaría General de Policía Científica, en Canillas, al propietario de la Kangoo le enseñaron 61 evidencias –lo que supone casi 100 objetos– que supuestamente se habrían encontrado en el interior de la furgoneta.
La lista de objetos que habían aparecido incluían siete detonadores, una casete con versículos del Corán, un trozo de cartucho con explosivo, dos mantas, tres guantes, una bolsa con 14 chalecos, bolsas con herramientas, un jersey, dos bufandas, una bolsa de Carrefour, ... La versión de los agentes de policía de Alcalá que aseguran que la Kangoo estaba vacía coincide con la del inspector jefe Luis Martín que ante la Comisión de investigación del 11-M declaró que "la zona de carga estaba vacía, no había nada ahí". El juez instructor del caso, Juan del Olmo, ni siquiera ha tomado declaración a estos agentes de Alcalá. No obstante, el 14 de julio de 2004, el inspector jefe Luis Martín pudo repitir una y otra vez que en el interior de la furgoneta no había nada:
- "No vi nada que me llamara la atención en el vehículo; vi una zona de carga que estaba en principio vacía".
- "La zona de carga está vacía, que no hay nada ahí".
- "Lo único que le puedo decir es lo que veo y en el momento de entrar en el habitáculo, quiero que quede muy claro, no se aprecia absolutamente nada. No hay nada".
- "En principio habíamos visto que estaba vacía".
- "No veo ningún objeto que revistiera peligrosidad. Si lo hubiera visto, hubiera llamado al equipo de los Tedax".
Lo ocurrido en la furgoneta podría ser algo parecido a lo ya desvelado que pasó con el otro coche clave del 11-M, el Skoda. Hace algo más de un mes Los Agujeros Negros del 11-M de El Mundo relataban como el Skoda hallado el 13 de junio de 2004 en la estación de Alcalá, a 20 metros de la Renault Kangoo –una de las pruebas claves– podría ser una prueba falsa colocada por miembros de los servicios del estado. En el Skoda –retirado en diciembre de las calles de Madrid–, en contra de lo manifestado por el ministro Alonso, no se encontraron restos de explosivos ni objetos clave en las cinco primeras inspecciones. En la sexta, realizada por agentes de la Comisaría General de Información, apareció una funda de pistola y el ADN de Alekema Lamari.