L D (Agencias) El PSOE llevaba semanas hablando de un acto en Madrid para celebrar los dos años de la llegada de Zapatero a La Moncloa. El objetivo era llenar el aforo, unas 20.000 personas, y por eso los socialistas se dedicaron a enviar SMS a los afiliados para convocarles. Los de Madrid, incluso, llegaron a recibir una llamada grabada de José Blanco para animarles. Además, se habían alquilado 350 autocares.
El escenario escogido, el mismo que los socialistas de Madrid han denunciado por las molestias de ruido que ocasiona a los vecinos, era la plaza de Vistalegre. Allí el PSOE proclamó a Zapatero secretario general y allí también celebró su victoria electoral.
Tras las presentaciones al estilo de las convenciones de EEUU, y con José Blanco, Trinidad Jiménez y Rafael Simancas y Manuel Chaves de teloneros, el líder del PSOE comenzó lo que se había anunciado como el balance de dos años de Gobierno. Zapatero empezó repasando la política económica y social de su Ejecutivo. Tuvieron que pasar cerca de 40 minutos para que el presidente hiciera alguna referencia a "la violencia" y la "paz". La palabra ETA no fue pronunciada ni tampoco la de "atentado". Se esperaba una condena expresa del ataque que este mismo sábado sufrió un concejal de UPN de la localidad navarra de Barañáin pero no la hubo.
El presidente prefirió generalizar para rechazar "toda violencia", "tenga la manifestación y el alcance que tenga". Remarcaba: "En ningún caso, en ningún sitio". Zapatero se mostró convencido de que todos los españoles juntos van a acabar con el terrorismo, pero evitó referirse al ataque contra el local del portavoz de UPN en Barañáin (Navarra) y al alto el fuego permanente de la organización terrorista ETA porque "no es este el momento para seguir con este tema". De este modo, se remitía al acto que protagonizará el próximo 21 de mayo, con motivo de la Fiesta de la Rosa (fiesta del PSE), en Bilbao.
Aclamado por más de 20.000 militantes, hizo un reconocimiento "a las generaciones que les precedieron" y que dejaron "un país democrático, abierto y solidario". "Un país de paz y en paz. Un país donde cabe todo el mundo, todas las ideas, todo es respetable, salvo una cosa, la violencia, tenga el alcance y la manifestación que tenga. Eso en ningún caso, en ningún sitio".
"Ha llegado el momento"
El presidente del Gobierno expuso que "ha llegado el momento de terminar con la violencia y el terror". "Vamos a terminar con ella, todos los demócratas juntos en España", recalcó entre las grandes ovaciones del público. Y enfatizó que "hacer la paz exige tanta valentía como prudencia, tanta firmeza como generosidad, tanta unidad como lealtad y también honrar la memoria de las víctimas del terrorismo".
A su juicio, "la mejor manera" de honrarla es que dé "aliento y fuerza para la esperanza del fin de la violencia". "La esperanza que merecen todos los vascos, todos los navarros y todos los españoles desde hace tanto tiempo", apuntó. "La paz se hace entre todos y cuando llegue será mérito de todos. Quiero que lo tengáis presente. Ese es el legado que pretendemos dejar al futuro de este país, un legado de país en paz, tolerante, moderno, abierto, con ciudadanos fuertes con plenos derechos, un país solidario con los más débiles, un país como el que estamos construyendo, del que nos sintamos orgullosos, porque se lo merece España y los españoles".
Ausencia de autocrítica
Además, evitó hacer cualquier tipo de autocrítica a la gestión que ha realizado su Gabinete durante los dos primeros años de legislatura, que calificó como una muestra "del buen Gobierno". Según afirmó, "hemos gobernado bien", con "rigor y austeridad". Zapatero defendió no haber ido "deprisa" con las decisiones del Ejecutivo e hizo un repaso complaciente de su acción de gobierno. Apostó por que en esta segunda parte de la legislatura cambie la atmósfera política y se pase a la "cooperación leal". Y citó dos "materiales buenos" para hacer esa tarea: la Ley de Autonomía Personal y la de Igualdad.
Según afirmó, la "derecha", que "siempre ha tenido a España en la lista de espera", ni derogará "los estatutos de autonomía" ni "devolverá la estatua de Franco a su pedestal". Así, y en alusión a los dirigentes del PP, subrayó que, aunque ejerzan como "profetas del desastre", son un "desastre como profetas".
Para terminar fue el presidente el que se dedicó a las profecías: anunció que "un equipo español va a ganar la Champion y un Partido Socialista Obrero y Español ganará las municipales, las autonómicas y las generales". Con esta frase del secretario general socialista (que no se libró de algún "pito" del público eminentemente madrileño) se cerró un mitin con ánimo de campaña electoral.