L D (Europa Press) Felipe González se mostró convencido, a pesar de ello, de que nos encontramos "ante la mejor oportunidad que ha existido nunca para intentar buscar una salida a la violencia" y destacó la necesidad de que el fin se produzca "sin precio político". En este sentido, se mostró convencido de que el recurso de la violencia, empleado por la banda terrorista, acaba agotándose ya que "su carácter es en sí mismo absurdo", principalmente en un sistema "donde se pueden ejercer todas las ideas sin el uso de la violencia".
Así, defendió tajantemente la necesidad de negociar. "Si se debe negociar, se debe negociar, se debe dialogar", dijo, explicando que lo básico en su opinión es acordar en "qué condiciones se van a dejar las armas" y "cuando" finalizarán la extorsión y las amenazas. Advirtió que este proceso será "muy duro y costoso" y llevará "mucho tiempo". A pesar de ello, en opinión del ex presidente, la primera obligación de un Gobierno es intentar "que no haya más muertes". "La primera obligación de la oposición es intentar ayudar al gobierno en la lucha contra el terrorismo", reiteró.
En cuanto a la actitud del PP desde el anuncio de la tregua explicó que cree que aún "son ambiguos" y expresó la esperanza de que abandonen esta actitud en el futuro ya que no pueden "quedarse fuera" del proceso. A las preguntas sobre cuando fue la última ocasión en que se reunió con el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, indicó que acudió a La Moncloa tres días después del envío del comunicado en el que ETA anunciaba el inicio de la tregua.
Sobre el papel y caracter de Rodríguez Zapatero, expresó que tiene un "factor" a su favor, importante "al menos por el momento". "Creo que tiene suerte", aseveró, añadiendo que, además, es "un tipo sereno". En cuanto al contacto que mantiene con él dejó entrever que este "no es frecuente". "Creo que el hábito de mantener una relación fluida --como la existente, en su caso con los ex presidentes Adolfo Suárez e Leopoldo Calvo Sotelo-- se va interrumpiendo"
A pesar de ello aclaró que en "alguna" ocasión habla con Zapatero y explicó que la costumbre de intercambiar experiencias venía impuesta por una "necesidad" propia "del comienzo de la etapa democrática". Así, indicó que un ex presidente "estorba mucho". "No hay más que ver cada vez que cada vez que hace alguna declaración alguno que otro se arma un lío tremendo", aseguró, en probable referencia a José María Aznar, añadiendo que es necesario "tratar de administrar bien la condición de ex presidente".
González defendió, en este sentido, la necesidad de mantener la discreción en caso de ser necesario indicar al actual líder del Ejecutivo que está cometiendo un error, cosa que aseveró, "no es frecuente". Un ex presidente, digo "no debe" decir a un presidente que se equivoca y "si tiene la oportunidad de decirlo" debe hacerlo "más en privado que en público".