(Libertad Digital) En su segunda intervención en el Congreso tras las de todos los grupos parlamentarios, Mariano Rajoy señaló que se habían oído "muchas disculpas, muchas justificaciones", pero no se había "visto convicción por parte de ningún interviniente", una afirmación que suscitó abucheos por una parte de los diputados. A continuación, el líder del PP señaló que se habían producido "dos hechos significativos" desde su primera intervención. La primera, que "Zapatero ha venido aquí", en alusión a su ausencia durante las primeras tres horas de debate.
"No he oído ni un solo argumento sobre el proceso de elaboración" del Estatuto, lamentó. "Hemos asistido a una subasta", recordó, "primero del tripartito". Enumeró la "presión a CiU", que "luego pactó con Zapatero" para "pactar después lo contrario de lo que pactaron". Recordó la "redacción ininteligible" del texto y vaticinó que "veremos cómo presionan a ERC" para lograr el sí. "Se trata de quitarse de encima", dijo, "la historia más rocambolesca en España desde 1978".
Rajoy destacó que en el debate sobre el estatuto no hay cabida para los relativismos que comúnmente utiliza Zapatero. "Para este Gobierno –acusó–, todo es relativo". No vale, dijo, restar importancia al tema y señalar que simplemente estamos ante "la actualización de un modelo autonómico", tal y como lo ha proclamado el presidente. Se está discutiendo, subrayó, un texto que establecerá en dónde y en quién reside la soberanía. Enseguida, dirigiéndose a la bancada socialista afirmó que nunca se podrá ser "más demócrata" por tergiversar temas centrales.
Citando al dirigente de Batasuna-ETA, Arnaldo Otegi, dijo que el Estatuto de Cataluña "abre el camino" para poder lanzar una reforma en profundidad de otro estatuto como el del País Vasco. Añadió que en la historia de España ningún presidente o jefe del Gobierno ha aceptado que el término "nación" sea utilizado con tanta ambigüedad. Con la aprobación de este texto, advirtió, "nos van a dejar una bomba de relojería que puede estallar mañana o pasado mañana, pero que se quedará aquí".
Dirigiéndose a Zapatero– "porque en mi anterior intervención no estaba"–, le recordó que tras el alto el fuego de ETA habló con él para transmitirle el apoyo de su partido. Ahora, dijo, "mucho le agradecería de que fuera leal" para con quien "le ayudamos". Rajoy le estaba recriminando por el cambio de postura del Fiscal General del Estado, Conde Pumpido, después de que éste ya no pidiera prisión incondicional para Otegi.
El líder del PP se dijo convencido de que el Estatuto es malo para Cataluña porque los ciudadanos catalanes no van a ganar nada cuando se les recortan sus derechos, cuando no existe libertad en la enseñanza o cuando la unidad de mercado desaparece. Es, resumió, un "texto impresentable" comenzando por su título primero. Enfático, manifestó que "no acepta" que nadie se apropie de Cataluña y le censure por hablar y defender criterios distintos a los que defienden los grupos nacionalistas que, desde hace tiempo, son similares a los del Gobierno de Zapatero. "Yo pregunto, ahora, cuál es el coeficiente de vileza y maldad de quienes utilizan esos términos", sentenció.
"Ninguno de ustedes –resaltó– tiene derecho a apropiarse de Cataluña porque ella también es España." Además, destacó, "cuando no comparto el contenido del estatuto, no critico a Cataluña, sino a ustedes, al igual que cuando critico a Zapatero no es a España". Finalmente, precisó a Zapatero que "no ha habido en la historia de España un presidente del Gobierno que acepte que una parte de su país es una nación", como tampoco "hay ningún país del mundo que esté formado por varias naciones... y si lo sabe, suba a la tribuna y dígalo".