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ABC: Escalada en siete días

La portada del ABC de este viernes con la entrevista a Gallardón y la noticia publicada el jueves por El Correo sobre una reunión entre Imaz y Rajoy culmina una semana en la que el diario ha cambiado su línea editorial sobre asuntos claves de la actualidad nacional. El movimiento comenzó el pasado domingo con un durísimo editorial contra la cadena COPE y tuvo su continuidad el martes con duras críticas a Mariano Rajoy por su posición respecto del 11-M. El cénit semanal parece haber llegado este viernes con la entrevista donde Gallardón se posiciona como número dos de Rajoy y el diario vuelve a pedir al PP que se olvide del 11-M.

La portada del ABC de este viernes con la entrevista a Gallardón y la noticia publicada el jueves por El Correo sobre una reunión entre Imaz y Rajoy culmina una semana en la que el diario ha cambiado su línea editorial sobre asuntos claves de la actualidad nacional. El movimiento comenzó el pasado domingo con un durísimo editorial contra la cadena COPE y tuvo su continuidad el martes con duras críticas a Mariano Rajoy por su posición respecto del 11-M. El cénit semanal parece haber llegado este viernes con la entrevista donde Gallardón se posiciona como número dos de Rajoy y el diario vuelve a pedir al PP que se olvide del 11-M.
(Libertad Digital) La edición matinal del diario ABC de este viernes sorprendía con dos noticias sobre el PP –como son una entrevista con Alberto Ruiz Gallardón y la noticia develada por el periódico El Correo ya el pasado jueves sobre la reunión discreta del líder del PP con Josu Jon Imaz para "tender puentes–. Parece como si la portada resumiera una semana en la que el diario dirigido por José Antonio Zarzalejos hubiera mostrado su apuesta editorial por los principales temas de actualidad criticando a la COPE, al PP y, en especial, a Rajoy, denunciando una estrategia para deslegitimar las elecciones del 14 de marzo de 2004; y apostando por cerrar el 11-M para realizar un nuevo viaje al llamado centro político.
 
Tras la entrevista a Alberto Ruiz Gallardón, el editorial de este viernes parece que explica mejor la semana que ahora acaba:
 
"La importancia de la coyuntura actual y de los trascendentales momentos en que nos encontramos -sumida España en un proceso difícil por la radical gobernación del Ejecutivo de Zapatero, el cambio de modelo de Estado que abre el Estatuto catalán en trámite, el desbarajuste en la acción en el exterior o la desconcertante política antiterrorista- hacen necesario desimantar la labor de oposición de la pasada derrota electoral en el 14-M y de las circunstancias tan trágicas que la propiciaron. Al PP le conviene, pues, mirar al futuro y vertebrar su labor atendiendo fundamentalmente a los retos, problemas e inquietudes de la sociedad. El propio Mariano Rajoy, presidente de la formación, insistía en esta misma idea en la reciente Convención celebrada por los populares y ésa, sin duda, ha de ser la línea a seguir".

"Resulta también lógico que el alcalde de Madrid apele, como otros muchos dirigentes populares, a la confianza en los instrumentos del Estado de Derecho, que son los elementos más eficaces para desentrañar todo lo relacionado con la matanza del 11-M. Ni más, ni menos: la verdad. Sobre la acción de la Justicia, y el respeto a los mecanismos que coadyuvan a su vital función, orbita buena parte de la legitimidad del sistema democrático. Los atajos y la superposición de papeles no suelen traer buenos réditos y, por contra, propenden a revelarse en caldo de cultivo propicio para la confusión y la deslegitimación del Estado de Derecho
".
 

 
Pero la deriva o escalada en la estrategia del ABC comenzó con el editorial del domingo pasado. Supuso el comienzo de los ataques sufridos por la cadena COPE por la investigación de José Antonio Abellán en la que se desvelaba la "chapuza" del EGM. El editorial dominical, titulado "Los Obispos tienen un problema", arremetía con dureza contra la cadena con párrafos como estos:
 
"La comparación entre las previsiones del ideario de la COPE y el comportamiento profesional de algunos de sus comunicadores arroja tal grado de incongruencia que no es extraño que los propios obispos hayan asumido ya que tienen un serio problema con su cadena de radio. Los denominados «objetivos» de la radio episcopal son la difusión de «la doctrina y actividades de la Iglesia Católica», la orientación «a la opinión pública con criterio cristiano» y la colaboración «en la promoción humana, social y cultural de la sociedad en general». Esos objetivos se corresponden en el ideario de la COPE con unos «compromisos profesionales y éticos» entre los que se encuentran -desarrollados con gran profusión de conceptos- «el rigor y la calidad profesional», además de «el servicio a la verdad con espíritu de convivencia y criterio independiente» y la promoción «de los valores del humanismo cristiano»".
 
"Episodios tan graves como la suplantación del presidente del Gobierno en una supuesta e irresponsable conversación telefónica con el jefe del Estado de Bolivia o la infiltración de encuestadores pagados para desacreditar de modo inadmisible, y seguramente ilegal, el Estudio General de Medios, demuestran que algunos de los profesionales al servicio de la COPE no se sienten vinculados al ideario de ese medio, cuyos propósitos editoriales quedan también desmentidos a diario mediante la práctica de un seudoperiodismo en el que impera el exabrupto, el insulto, la descalificación personal y el mayor de los sectarismos".
 
La Iglesia, como editora de la COPE y responsable, por lo tanto, de sus contenidos, deberá abordar la desafección manifiesta de determinados comunicadores al ideario del medio y que a esa incoherencia añaden la infracción habitual de las más elementales normas de la deontología de la profesión periodística; tendrá, también, que responder de sus comportamientos probablemente ilegales y afrontar el hecho incontrovertible de que su radio se haya convertido en una auténtica piedra de escándalo, tanto en términos éticos y cívicos como en los que acotan una razonable convivencia democrática".
 

El editorial dominical tenía su continuidad el martes día 13, edición en la que el diario ABC publicaba una entrevista laudatoria a Carlos Lozano, presidente ejecutivo de la AIMC (Asociación para la Investigación de Medios de Comunicación), empresa responsable del Estudio General de Medios destrozado por las investigaciones de José Antonio Abellán. Una página entera en la que el primer ejecutivo encargado del EGM marcó la línea que han seguido la cadena Ser, El País y Vocento: "Todos los falsos entrevistadores inflaron el dato de Abellán en la COPE" y muestra la exigencia amplificada también por estos medios: Carlos Lozano "aboga por la salida voluntaria de la COPE antes de que se decida su expulsión".
 
Pero ese martes el ABC recogía si cabe un noticia y un editorial más importantes en los que arremetía contra Mariano Rajoy a cuenta de sus declaraciones del lunes, tras la noticia de El Mundo en la que se desmontaba la prueba principal que ha llevado el peso de todas las investigaciones del 11-M, La Mochila de Vallecas. El presidente del PP pidió aclaraciones y habló de que si la prueba se demostraba falsa habría que comenzar de nuevo anulando el sumario. Las críticas no se hicieron esperar en algunos diarios de papel del día siguiente, el martes. En abierta sintonía, ABC y El País la emprendían con el líder popular e intentaban desmontar la información de El Mundo. El objetivo, como antes, es olvidar el 11-M.
 
El editorial, "Por la legitimidad del Estado", dedicado a Mariano Rajoy –con el que ese mismo día El Mundo publicaba una entrevista– señalaba que "los atentados del 11-M han provocado una profunda y dolorosa fisura en la convivencia nacional, que en las últimas semanas se ha ido ahondando con supuestas informaciones solventes y un cúmulo de sospechas y afirmaciones infundadas. Pareciera que existe un propósito deliberado de sabotear la labor de la instrucción judicial, desacreditar a los agentes policiales que han intervenido en ella y deslegitimar la muy próxima resolución del juez que, casi con seguridad, procederá al procesamiento de más de una treintena de personas, tres de las cuales estarían consideradas como autores materiales de la matanza del 11-M. La consecuencia de esta endemoniada espiral no sería otra que la deslegitimación del resultado de las elecciones generales celebradas tres días después de la masacre y en un clima de máxima crispación, la demostración de que el sistema judicial no es capaz de depurar responsabilidades y la probabilidad de que una parte de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado mantuvieran connivencias inconfesables y propósitos antidemocráticos".
 

 
Tras las críticas al PP y a su líder, el miércoles 15 el diario ABC publicaba la información "Rajoy da por 'aclaradas' las dudas sobre la mochila clave en el 11-M" en una interpretación arriesgada de las palabras del líder popular sobre las críticas recibidas por hablar de la posibilidad de que hubiera que rehacer el sumario si la prueba de la mochila se demostraba falsa. Esta información, desmentida en la cadena COPE por dirigentes del PP, obtuvo amplio eco en la sesión de control del Congreso de los Diputados y en las manifestaciones del secretario de Organización del PSOE, José Blanco.
 
El editorial de ese día se titulaba "Evocación del 11-M" y opinaba que "la constante retrospección sólo es interesante y útil cuando sirve para extraer del pasado, reciente o lejano, algunas conclusiones que aleccionen para el futuro. Evocar las elecciones generales del 14-M cuando la legislatura ha llegado a su ecuador tendría que convertirse en un ejercicio de pedagogía política. La bochornosa y manipulada jornada de reflexión, subsiguiente a los dos días más trágicos y convulsos de nuestra reciente historia, no cuestiona la legitimidad de los resultados que dieron la victoria, si bien relativa, al Partido Socialista. La percepción social de que el Gobierno del PP se había precipitado en la atribución a ETA de la autoría de los atentados del 11-M, la imputación desde la izquierda de que el error inicial no era otra cosa que una mentira dolosa, la torpe gestión gubernamental de la crisis y la agitación y propaganda dirigida desde distintas instancias contra la candidatura de Mariano Rajoy y el Gobierno de José Maria Aznar propiciaron un auténtico vuelco electoral. Tales anomalías no pueden dejar de recordarse, no para deslegitimar los resultados electorales -no hubo fraude alguno-, sino para evitar que unos episodios tan lamentables vuelvan a repetirse".
 
Proseguía el texto diciendo que "Mariano Rajoy es un político sobrio, con una trayectoria contrastada, de natural moderado, buen parlamentario y con probada capacidad de cohesión en su partido". "...en la batalla política de las ideas y en la adaptación de las políticas a las necesidades reales de los ciudadanos- deben estar el PP y su líder. Para ello, sin dejar de saber de dónde se viene, hay que conocer hacia dónde se va. ¿Lo tiene claro la plana mayor del PP? No es seguro. Sí lo es que el Gobierno socialista y el PSOE rentabilizan las contradicciones internas de los populares y se muestran complacidos ante el lamentable espectáculo de algunos entornos -especialmente mediáticos- que intentan y a veces consiguen atrapar la voluntad y marcar la estrategia al PP".
 
El mismo miércoles 15 no dejó de hablar de algunos "entornos mediáticos". En la sección de Comunicación se encontraba una información sesgada sobre Federico Jiménez Losantos en la que se hablaba de que se desmarcaba de la investigación de Abellán. Sin embargo, la información hablaba de un desmentido del presentador de La Mañana de la COPE a PRNoticias sobre cómo se fraguó, y con qué objetivos, la investigación de José Antonio Abellán.
 
El jueves 16 de marzo una pequeña llamada de portada volvía a situar al ABC en la línea de El País sobre el 11-M. El título sobre el interrogatorio no dejaba lugar a dudas: Seis policías que custodiaron las bolsas de El Pozo dicen que fueron vigiladas «en todo momento»
 
Este viernes, tanto la portada como el editorial parecen mostrar cuál será la estrategia del ABC de Vocento.

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