"Quiero comenzar este breve informe como representante de la delegación del Partido Popular europeo con una primera consideración dos años después de esta nueva legislatura. Gracias a vosotros y Mariano Rajoy tengo la oportunidad de estar allí y haber recorrido las instituciones a todos los niveles y quiero decir que siempre me ha sucedido lo mismo. He comprendido que la fortaleza de nuestro partido, de la alternativa al nacionalismo, es la fortaleza de España. Y dos años después (de su presencia) en el Parlamento Europeo, el grado de fortaleza nuestro sigue dependiendo de la fortaleza de España. Han sido treinta años (de trabajo en la política) para concluir en lo mismo: que la fortaleza de nuestro Estado de derecho, la Constitución y España es la esencia del proyecto del PP.
Por todo ello, con mis compañeros en el grupo popular europeo, os aseguro que desde el corazón de Europa el error político e histórico que Zapatero está consiguiendo con esta perversa segunda transición se agiganta en Europa. Quiere aislar, marginar y humillar los valores de más de diez millones de españoles con una segunda transición para buscar la legalización de ETA en las instituciones y su legitimación en el mayor disparate para España y contra la idea de la UE, del sentido común y de lo que los españoles y europeos hemos protagonizado en este ultimo siglo.
Zapatero tendrá "el mayor de los rechazos" de los países europeos
España no necesita la convulsión que hoy vivimos para buscar la satisfacción de los nacionalistas. Parece que eso es lo que ocupa a Zapatero. España necesita lo contrario, cerrar el proceso interno español, fortalecer liderazgo en la Unión Europea, volcar energías en el exterior con un Estado fuerte. Decían que volvíamos al corazón de Europa, ¿eso es la inseguridad jurídica de las OPA? ¿ El mal llamado proceso de paz y bien llamado proceso de autodeterminación? ¿Devolver la esperanza a ETA, que hace su razón de ser en la ruptura de España?
La actual crisis de la Unión Europea exige una mesa de liderazgo, en la que los líderes hagan de la fortaleza de su nación su principal característica. Ahí tiene que estar España, y no en las mesas de Perpiñán, el Tinell o Estella, formadas para debilitar la idea de España. Alguien puede pensar que fortalecemos proyección exterior de España, lo que debe ser el principal esfuerzo de nuestro país, pactando con aquéllos que sólo han soñado con romper España. ¿Un presidente con esta tarjeta de presentación va a estar en esa mesa de liderazgo? No estará, y además tendrá el mayor de los rechazos y desprecios de las naciones más importantes de la UE. Zapatero está impulsando lo que jamás un alemán y un francés en su sano juicio harían con su nación.
El papel del PP: "Defender lo que nos une"
Por eso desde los ayuntamientos, las comunidades y el Parlamento Europeo alguna formación debe saber pensar en España, defender lo que nos une, alzar la voz, defender Constitución y también nuestro idioma común, sin ningún complejo, que nos permite comunicarnos con millones de personas fuera de España, y saber defender la fortaleza moral de los proyectos que unen. Ése es el papel del Partido Popular. Por eso cuando vivimos una ofensiva nacionalista sin precedentes no se puede actuar como si no existiera, como si viviéramos una situación normal, no enmudecer, no ocultar la realidad, no vamos a dejarnos arrastrar. No podemos aceptar que hay que apoyar cualquier política antiterrorista. Eso no es centrismo, eso es un suicidio, una estupidez, una inmoralidad que no va a cometer nunca el PP. El PP vasco con María San Gil a la cabeza, será el de España, el de Castilla y León tiene que ser el de España, el PP de Cataluña tiene que ser de España, y el Grupo popular europeo tiene que ser el PP de España, y los vascos, extremeños... Asumimos este compromiso en esta Convención.
La Unión Europea fue la respuesta a un pasado cierto para que no se repitieran las guerras, alejarse del comunismo y dejar en la Historia a los nacionalismos. Hoy nos exigen más: seguridad, crecimiento económico, más valores, más convicciones... De la falta de esto surge el vacío y el miedo. Hace falta un debate profundo sobre nuestros valores y el PP debe estar a la vanguardia de esta tarea. Vivimos una crisis de valores y las encuestas de opinión nunca podrán ser lo que sustituya nuestros valores. Ése será el fondo del debate europeo.
La izquierda europea se ha quedado huérfana de proyecto político. El PP no puede hacer seguidismo del vacío, y mucho menos cuando en España la izquierda está revestida de una venganza, inaceptable para el futuro. Y por eso sólo desde los principios y convicciones podremos vencer el miedo a un futuro incierto. No se podrá construir este difícil proyecto europeo desde la debilidad de las naciones. Que nadie tenga duda: España, al igual que el resto de naciones, constituye una garantía de democracia, y entre esto y un proyecto secesionista entre los nacionalistas y ETA, nos quedamos con la fortaleza moral de los proyectos de unión.
La vacilación y falta de confianza ha sido el cáncer de España en la UE. Unos caen en la exageración y otros no saben ser tenaces. La exageración no está en la lealtad a España sino en esta disparatada ofensiva nacionalista emprendida después de haber tenido el nacionalismo vasco y catalán treinta años de gobierno en sus comunidades. Por eso tenemos que decir que nosotros no podemos caminar como el Gobierno, que camina en la dirección contraria a la UE, dando satisfacción a los nacionalismos mientras la UE trata de recortar soberanía a las naciones. Nosotros caminamos en la misma dirección del futuro de la UE, de un mundo globalizado y no estamos solos, sino acompañados por una mayoría de españoles, de convicciones, del lógico devenir de los tiempos en que no se puede mirar uno el ombligo todos los días.