LD (EFE) El Ministerio de Interior de Irak ha confirmado que nueve mezquitas suníes de Bagdad han sido incendiadas por grupos de chiíes armados que salieron a las calles a protestar por el atentado que destruyó la cúpula dorada del santuario del imán Ali al-Hadi, en Samarra. Los atacantes dispararon contra los recintos religiosos para expresar "su indignación".
Entre las mezquitas atacadas figura la de Al-Hamza, en la zona de Al-Ghazalyia (en el oeste), otra con el mismo nombre en el barrio de Al-Aalam (en el suroeste), además de los templos de Al-Habib al-Mustafa (en el sur) y Badryía ( en el este) de Bagdad. Tras los ataques, agentes de Policía y del Ejército iraquí cercaron todas las demás mezquitas de Bagdad para impedir posibles ataques.
En un comunicado oficial donde decreta siete días de luto, el presidente iraquí, el kurdo Yalal Talabani, calificó el ataque de "crimen para incitar el odio sectario". En el texto, el mandatario señala que "el crimen muestra las malévolas intenciones de sus responsables, que intentan sembrar un conflicto sectario entre los iraquíes para obstaculizar el camino de Irak hacia la democracia". En cuanto al pueblo iraquí, pidió que se contenga para "abortar los planes criminales de los 'takfiríes' (secta radical del Islam suní) y responder con mayor unidad entre los ciudadanos iraquíes".
Talabani insistió en que el momento elegido para el ataque indica que uno de sus objetivos es interrumpir el proceso político y obstaculizar las negociaciones destinadas a formar un Gobierno de unidad nacional, además de dificultar los intentos para conseguir la estabilidad y llevar a cabo los proyectos de construcción y desarrollo económico. Además, indicó a los líderes religiosos y políticos a que condenen este atentado de manera clara y a que desvelen las verdaderas intenciones de los atacantes.