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Los detalles del sábado 21 de enero: Memorias de una geisha

Sorprendente crónica, por los datos que ofrece, la que aporta la agencia EFE sobre la jornada del sábado en la que el presidente Zapatero y Artur Mas sellaron el acuerdo sobre el Estatuto de Cataluña. La reunión convocada en Moncloa era tan secreta que Mas tuvo que venir en coche a Madrid para no ser descubierto en el Puente Aéreo. Su mujer se fue de compras a la Gran Vía. Los negociadores de CiU se quedaron sin cine y teatro. Y Zapatero y Mas estuvieron siete horas a base de agua y café.

 L D (Agencias) El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y el líder de CiU, Artur Mas, "aguantaron" las siete horas de "ardua" negociación en el Palacio de la Moncloa a base de vasos de agua y sin probar bocado, según han explicado a EFE fuentes nacionalistas conocedoras del encuentro.

Ambos dirigentes desbloquearon el acuerdo sobre el Estatuto catalán después de negociar desde las 17.00 horas hasta medianoche, en un encuentro "a solas" en el que la "cordialidad" en el trato contrastó con la "gran dureza" de la batalla negociadora.

De hecho, según las citadas fuentes consultadas por EFE, en esas siete horas hubo tres momentos en los que estuvo a punto de saltar por los aires la posibilidad de alcanzar un acuerdo sobre el Estatuto: dos de esos momentos debido a la discusión sobre la futura Agencia Tributaria en Cataluña y otro a causa de la definición de Cataluña como nación. El único sustento que tuvieron Zapatero y Mas fueron varios litros de agua y alguna taza de café que sólo tomó el presidente del Gobierno, pues el líder de CiU tiene proscrita la cafeína por problemas de tensión.

La celebración de esta reunión vino precedida de un primer intento, el pasado jueves, de convocar a Mas en la Moncloa, un encuentro que el presidente de CiU acabó rechazando a última hora debido a que, para entonces, la propuesta que planteaban los socialistas sobre financiación no satisfacía aún a CiU. Al día siguiente, el viernes, Zapatero y Mas mantuvieron una larga conversación telefónica que no sirvió para cerrar ningún acuerdo pero sí para emplazarse a seguir hablando el sábado.
 
La mujer de Mas, de compras por la Gran Vía madrileña

Por la mañana, Zapatero tenía cita con el Comité Federal del PSOE en Madrid, pero en esas horas, Mas recibió una llamada de un colaborador del presidente del Gobierno, que le propuso una cita en la Moncloa esa misma tarde, y el líder de CiU aceptó. Para evitar que algún "indiscreto" descubriera sus intenciones, Mas decidió viajar a Madrid no en avión sino en coche, así que el sábado se pasó toda la mañana en la autopista, hasta que sobre las cinco de la tarde llegó a Moncloa. Acompañó a Mas su esposa, Elena Rakosnik, con la intención de apoyar a su marido en esa cita que se antojaba crucial para el futuro del proceso estatutario.

Con la previsión de que el encuentro no se alargara más allá de las tres horas, ella aprovechó la tarde para ir de compras por la Gran Vía madrileña y adquirir algún regalo para sus hijos, pero la reunión se eternizaba y Mas tuvo que llamarla para avisar de que la cosa iba para largo.
 
Las "Memorias de una geisha"

No fue la única llamada que hizo Mas, que durante la negociación estuvo en contacto frecuente con algunos de sus más estrechos colaboradores, como Quico Homs o David Madí, a quienes estropeó algo sus planes para el sábado por la tarde. Mientras Madí se había metido en el cine –viendo la película de estreno "Memorias de una geisha"–, con el móvil encendido aunque en silencio, Homs estaba a punto de entrar con su mujer en un teatro de Barcelona cuando sonó su teléfono. Era Mas, que quería consultarle algunos datos sobre la Agencia Tributaria. La conversación se prolongó en exceso y a Homs le cerraron las puertas del teatro en las mismas narices: la obra había empezado, las luces se habían apagado y ya no dejaban acceder al patio de butacas.

Sobre las doce de la noche, la reunión de la Moncloa llegó a su fin. Mas comunicó el acuerdo al secretario general de CiU, Josep Antoni Duran Lleida, que se encontraba en Vielha, y al presidente fundador de CiU, Jordi Pujol, pernoctó en el hotel Gaudí de Madrid y por la mañana cogió el coche de vuelta a Barcelona, con el acuerdo bajo el brazo, a intentar convencer de que el balance ofrece un saldo positivo y, en su opinión, hay que decir 'sí' al Estatuto.

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