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El obispo Uriarte cree que la "aplicación rígida de la ley" es un obstáculo para la paz

Juan María Uriarte, obispo de San Sebastián, considera que "la violencia que amenaza, extorsiona y destruye", la "aplicación excesivamente rígida de la ley" y la "adopción de medidas que endurecen innecesariamente la relación entre los interlocutores constituyen un obstáculo para avanzar hacia la pacificación". Dice que ante el "conflicto", el "proceso de paz" debe ser "discreto y sin crispaciones ni temores apocalípticos" y reconoce que la sociedad vasca tiene en sus manos un "tesoro precioso" que es la esperanza.

Juan María Uriarte, obispo de San Sebastián, considera que "la violencia que amenaza, extorsiona y destruye", la "aplicación excesivamente rígida de la ley" y la "adopción de medidas que endurecen innecesariamente la relación entre los interlocutores constituyen un obstáculo para avanzar hacia la pacificación". Dice que ante el "conflicto", el "proceso de paz" debe ser "discreto y sin crispaciones ni temores apocalípticos" y reconoce que la sociedad vasca tiene en sus manos un "tesoro precioso" que es la esperanza.
L D (EFE) Uriarte, en un mensaje dirigido a los fieles de su diócesis con motivo de la Jornada Mundial de la Paz, que se celebra este 1 de enero, sostiene que la sociedad "alberga muy mayoritariamente la convicción de que tiene entre las manos una oportunidad especialmente propicia para alcanzar la paz". Una esperanza que supone un "un tesoro precioso" aunque advierte de que una nueva decepción sería "demoledora".

El prelado donostiarra destaca que todos los ciudadanos "están llamados a ser constructores de la casa común de la paz" y que ésta no podrá lograrse "sin la aportación de todas las sensibilidades políticas enraizadas en esta sociedad plural". Explica que "no avanzaremos un paso hacia la paz real eternizándonos en debates esencialistas o empecinándonos en objetivos maximalistas. Las opciones ideológicas y las aspiraciones políticas de algunos grupos son profundamente antagónicas. Nadie tiene por qué renunciar a sus opciones legítimas. Pueden mantenerlas y defenderlas como tales. Pero todos habremos de recortar su realización actual en aras de un consenso que, sin satisfacer plenamente a nadie, sea aceptable para todos".

Uriarte añade que "entre la paz ideal y el conflicto real se sitúa la paz posible", que en su opinión "obliga moralmente a las formaciones políticas a anteponerla a sus intereses partidarios", teniendo en cuenta de que "la herramienta principal para construir la paz es el diálogo". El obispo de San Sebastián recuerda que "la experiencia universal atestigua que todo proceso de paz tropieza con resistencias que pueden arruinarlo o paralizarlo" y alerta de que "la ambición de quererlo todo y ahora puede producir cortocircuitos".

Concluye que "tristemente la situación de conflicto puede resultar rentable para algunos que podrían sentir la tentación de retardar su resolución en aras de sus intereses personales o grupales. La arraigada desconfianza entre las partes puede congelar crónicamente procesos esperanzadores". Pide un "proceso" moderado y a la vez discreto: "Generar crispación y temores apocalípticos puede enfriar a los posibles interlocutores. La misma indiscreción puede poner en riesgo resultados casi logrados. Es preciso contar con estos factores y encontrar la manera de neutralizarlos o sortearlos".

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