LD (Europa Press) A pocas horas del inicio de las conversaciones, el presidente de la OMC, Pascal Lamy, ha advertido de que la de esta semana será la "negociación comercial internacional más compleja que se haya celebrado nunca", mientras EEUU y la UE adelantan que no prevén un acuerdo definitivo hasta 2006.
En un discurso de bienvenida a los ministros de la OMC, Lamy aseguró que en los próximos días hará falta "coraje político" para acercar posiciones. Por lo pronto, el director de la OMC ya ha cedido al moderar los objetivos en una reunión que se perfila como su primera prueba de fuego en el cargo. Un fracaso, dijo, sería "catastrófico" y sólo podría ser solventado antes de 2006, ya que tras ese momento el "sistema mundial de comercio perderá importancia".
De hecho, la OMC tiene prisa por alcanzar un acuerdo en 2006, ya que a comienzos de 2007 expira la llamada 'fast-track', una norma que permite que el Congreso estadounidense apruebe acuerdos comerciales sin que se presenten enmiendas. Tras 2007, será difícil que Estados Unidos pueda aprobar un compromiso a la totalidad del texto aprobado por la OMC.
Pese a las prisas, los países ricos, representados por EEUU y la UE, coinciden en que es muy difícil que haya acuerdo esta semana, y se limitan a hablar de "progresos". El representate estadounidense de Comercio, Rob Portman, dijo confiar en que haya progresos en "una amplia cantidad de campos" y deseó que el encuentro sea al menos un "ejercicio productivo". Portman criticó a la UE por haber presentado una propuesta agraria insuficiente desde su punto de vista, pero coincidió con el comisario de Competencia europeo, Peter Mandelson, en que el acuerdo llegará en 2006.
Por su parte, Mandelson se expresó en términos parecidos al considerar que "no será posible" un gran paso en Hong Kong, pero sí principios de negociación que sienten las bases de un acuerdo el año que viene. Para Bruselas, que quiere concesiones de los países emergentes a cambio de cualquier cesión en agricultura, por el momento "hay demasiadas pocas cosas sobre la mesa para negociar".
Agricultura de ricos frente a servicios de emergentes
En la reunión de esta semana, en la que participarán 6.000 delegados y 2.000 miembros de organizaciones no gubernamentales, está en juego un tira y afloja entre los países ricos, que protegen su mercado, sus agricultores y sus productos agrarios de la competencia exterior, y los países pobres, que a cambio de liberalización agraria deberán ceder en servicios.
Este lunes, la organización no gubernamental Oxfam acusó a los países ricos de "ofrecer poco" en la negociación y de "exigir a cambio la luna y las estrellas". "Si los países ricos quieren desbloquear las negociaciones, tienen que mejorar sus propuestas agrícolas y no exigir grandes concesiones en otras áreas a los países en desarrollo", advirtió la organización.
La reunión de esta semana está marcada también por la secuencia de fracasos de otros encuentros semejantes de la OMC. Tras el compromiso de 2001 en Doha, en el que la OMC se comprometió a plantear negociaciones con el desarrollo como motivación, la reunión de septiembre de 2003, en Cancún, concluyó sin acuerdo y con desorientación sobre lo que ocurriría en el futuro.
En esta ocasión, están en juego las subvenciones a la exportación y la ayuda interna con la que EEUU y la UE protegen sus productos agrarios. Frente a ellos, los países emergentes –con India y Brasil al frente– y los exportadores agrarios –Australia– piden el levantamiento de estas barreras, a lo que desde Bruselas se les contesta solicitándoles concesiones en servicios.