LD (EFE) Escrivá, que presentó las publicaciones de la entidad bancaria sobre la economía española y europea, indicó que, si bien es cierto que se está produciendo una recuperación de la economía europea (BBVA prevé un crecimiento del 1,4 por ciento para 2005 y del 2 por ciento para 2006), la ausencia de tensiones inflacionistas en la zona euro y la demanda interna en niveles todavía muy bajos no propician un entorno en que sea conveniente una subida de tipos de interés.
Por ello, afirmó que la posible decisión del BCE de acometer una subida de tipos responde más al análisis de la masa monetaria en circulación en la zona euro (M3), que está creciendo a un ritmo del 8 por ciento, que a riesgos reales de tensiones inflacionistas, habida cuenta de que el encarecimiento del crudo apenas se ha trasladado a precios y salarios.
En opinión de Escrivá, tomar en consideración el volumen del dinero en circulación a la hora de modificar la política monetaria es un "error" que va llevar al BCE a tomar una decisión, a su juicio, "dudosa y arriesgada" porque se trata de una acción "precipitada y no justificada" con la información económica disponible en este momento. "Yo no subiría mañana los tipos de interés porque un cambio del euro-dólar o un cambio de tendencia del crecimiento de la economía mundial puede poner en peligro la recuperación de la zona euro y, además, no hay tensiones inflacionistas", reiteró Escrivá, quien igualmente dijo que la estrategia del BCE está equivocada al establecer en el 2 por ciento el objetivo de inflación, que es "excesivamente estricto".
En el caso de España, la medida no tendría un impacto importante
En el caso concreto de España, el BBVA apunta que una subida de tipos puede tener un "efecto deseable" porque favorecería una cierta desaceleración del consumo interno y, por tanto, un "ajuste suave y ordenado" del precio de la vivienda y del crédito hipotecario. Escrivá, que estima un crecimiento del PIB del 3,4 por ciento en 2005 y del 3,1 por ciento en 2006, con una desaceleración de la demanda interna y una mejora del déficit exterior, señaló que dicha subida no tendría además un impacto muy importante ni sobre el consumo de las familias ni sobre la inversión en vivienda.
Igualmente, subrayó que, pese al endeudamiento creciente de los hogares, la riqueza financiera de las familias es actualmente nueve veces su renta disponible, lo que supone un colchón ante posibles subidas de tipos. "Incluso en los niveles de renta más bajos, no apreciamos una situación muy vulnerable ante un alza de tipos", añadió.
Alerta ante la caída del empleo
En cambio, Escrivá señaló que el efecto sobre el consumo interno de una detención del proceso de creación de empleo en 2006 sería "más acusado" que el de una subida de tipos de interés incluso del doble de lo previsto. Por ello, indicó que, teniendo en cuenta que el intenso fenómeno inmigratorio irá recortándose en los próximos años, es necesario acometer una reforma laboral y de la negociación colectiva. En este sentido, dijo que es preciso que la negociación salarial en los convenios colectivos, que tiene actualmente una tendencia "excesiva" a la homogeneización por sectores y ámbitos geográficos, se adapte mejor a las condiciones específicas de cada empresa individual.
Muy ligada a la creación de empleo está la evolución de la productividad que, según BBVA, pasará de un aumento del 0,5 por ciento en 2004 al 0,1 por ciento en 2006. Escrivá indicó que, teniendo en cuenta la estructura productiva de la economía española (basada en los servicios), es muy difícil mejorar esta variable en el corto plazo, pero afirmó que es una "buena idea" acometer reformas para conseguir ganancias de productividad más a largo plazo.
Déficit exterior
El documento del BBVA sobre la economía española hace también un análisis del déficit exterior y concluye que el 70 por ciento de dicho déficit es cíclico –escaso tirón de la UE y precio del petróleo– y se debe, en parte, a que el gasto de los turistas en España no se está midiendo correctamente y está perdiendo peso relativo con respecto al PIB. Escrivá explicó que las estadísticas no recogen el gasto que realizan los no residentes en equipamiento y mantenimiento de la vivienda en propiedad, a pesar de que el número de turistas que tienen una vivienda en España ha pasado de 5,2 millones en 1997 a 11,4 millones en 2004. Además, este gasto supone el 23 por ciento del consumo anual de los hogares, con lo que el gasto de los turistas estaría infravalorado en, al menos, 2 décimas del PIB, alrededor de 1.300 millones de euros.