(Libertad Digital) El régimen chino está dispuesto a extender las reformas económicas, que permitan que la economía más poblada del mundo continúe con el impresionante crecimiento de las últimas dos décadas. A pesar de este desarrollo económico, hay muchos sectores que están todavía atenazados por los vestigios del sistema comunista. Es el caso de miles de empresas públicas, parte de las cuales se van a devolver a la sociedad en el renovado plan de privatizaciones de China. Su gestión no resulta económica, y tanto la propiedad pública como las regulaciones limitan el interés del capital privado.
El nuevo plan de privatizaciones quiere cambiar eso. Uno de los elementos esenciales son los límites que se imponía sobre la propiedad del capital de dichas empresas. Hasta ahora solo podían caer en manos foráneas, como recuerda este jueves el diario Cinco Días, un tercio del capital. Esta legislación reducía el acceso del ahorro exterior a estas empresas, especialmente teniendo en cuenta que los inversores extranjetros tienen que esperar a encontrar capital autóctono suficiente. Y además impide que la gestión se opere por parte de empresarios con respaldo de capital de otros países, lo que también limita el atractivo para la inversión. Ahora los inversores extranjeros podrán invertir en la mayoría de las empresas que se pondrán a la venta sin estas limitaciones.
El acceso al capital privado mejorará el gobierno de las empresas, lo que les otorgará una rentabilidad que ahora no tienen. También mejorará la transparencia. Estas medidas, además, permitirán un desarrollo más complejo del mercado y favorecerán que se produzcan nuevas reformas.