LD (EFE) Cientos de soldados y policías israelíes han derribado las vallas protectoras de los asentamientos judíos de Homesh y Sanur, en la parte norte de Cisjordania, y han desalojado por la fuerza a casi 2.500 colonos y miembros del movimiento "anaranjado".
Al tiempo que salía el último autobús del asentamiento de Sanur un niño de corta edad sacaba su cabeza, decorada con una cinta naranja, de una de las ventanas y gritaba a las fuerzas de seguridad en la entrada "sinvergüenzas, sinvergüenzas, ojalá os echen a vosotros de vuestras casas".
Entre los últimos en ser desalojados se encontraban una treintena de jóvenes que se habían hecho fuertes en el tejado de la sinagoga de Sanur y que fueron evacuados tras ser introducidos en dos contenedores que colgaban de grúas.
Fuentes de seguridad informaron que tenían previsto arrestar a todos los adolescentes que se habían resguardado en el tejado de la sinagoga y resistían su desalojo. Sanur y Jomesh, ambos en el norte de Cisjordania, fueron los últimos asentamientos en ser evacuados según el Plan de Desconexión.
Entre los últimos en ser desalojados se encontraban una treintena de jóvenes que se habían hecho fuertes en el tejado de la sinagoga de Sanur y que fueron evacuados tras ser introducidos en dos contenedores que colgaban de grúas.
Fuentes de seguridad informaron que tenían previsto arrestar a todos los adolescentes que se habían resguardado en el tejado de la sinagoga y resistían su desalojo. Sanur y Jomesh, ambos en el norte de Cisjordania, fueron los últimos asentamientos en ser evacuados según el Plan de Desconexión.
Sanur, último foco de resistencia
Dos columnas de la Policía israelí precedidos por una excavadora militar derribaron las barreras colocadas a la entrada del asentamiento judío de Sanur en donde se concentraban unos setecientos colonos decididos a impedir su desalojo. La operación se repitió en la vecina colonia de Homesh donde se encontraban de 1.200 a 1.500 extremistas de los llamados "muchachos de las colinas", hijos de colonos veteranos.
En Sanur, el brigadier general Tal Russo informó de que los primeros treinta colonos fueron evacuados en autobuses después de que terminaron el embalaje de sus pertenencias y las subieron en camiones militares para su transporte. El encargado de la misión indicaba que "hay entre cinco y seis focos de resistencia de distintas organizaciones en Sanur y otros tres en Homesh. Estamos negociando constantemente con sus dirigentes para evitar roces".
Las casas y edificios en las que resistían los colonos fueron rodeados por alambres de espino para dificultar las tareas de los servicios de seguridad israelíes. Muchos se subieron a las azoteas en las que levantaron tiendas de campaña y amenazaban a los agentes con botes de pinturas y piedras. Los agentes comenzaron a desalojar por la fuerza la sinagoga central. Unos cinco mil efectivos policiales y del Ejército tuvieron a su cargo la evacuación del asentamiento. La mayoría de los atrincherados eran militantes de partidos políticos nacionalistas y de organizaciones religiosas judías que han conseguido infiltrarse en la zona.
Según varios testigos presenciales, en las dos colonias excavadoras militares tuvieron que retirar contenedores de basura, barricadas y otros obstáculos que habían sido incendiados por los opositores. Entre las autoridades israelíes, el temor generalizado era el de que los radicales opongan una resistencia armada a las fuerzas policiales y militares, lo que finalmente no ocurrió, como tampoco sucedió durante el desalojo de los 21 asentamientos judíos de la franja de Gaza, que concluyó este lunes.
Un portavoz de la Policía indicó que al menos dos desertores del Ejército armados se encontraban entre las personas atrincheradas en Homesh. En el refugio antiaéreo del asentamiento, informaron fuentes policiales, se atrincheraban para resistir la evacuación setenta residentes del de Itzhar, del distrito cisjordano de Naplusa, que lograron infiltrarse ilegalmente hace unos días.