(Libertad Digital) La Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales, FAES, ha convocado a varios de los economistas más destacados de nuestro país para tratar sobre la situación y el previsible futuro de la economía española. La principal preocupación de los seis economistas convocados es la situación del sector exterior, que como recalcó Francisco Cabrillo, restó 1,7 puntos al crecimiento del PIB en 2004.
Alberto Recarte ha añadido que la economía española podría perder 20.000 millones de euros en 2005 por el déficit exterior. A su juicio, el análisis que habría que hacer si hubiera ganado el PP las elecciones sería el mismo, simplemente porque los efectos negativos de la política del actual Gobierno todavía no se han producido, y se manifestarán sobre todo a partir de 2006, año en que “probablemente entraremos en una depresión”.
También ha considerado que “la entrada española en el euro ha sido el mayor error de los últimos años” ya que “renunciar a la política monetaria supone renunciar a la política económica”. El catedrático de la Universidad Complutense de Madrid, Francisco Cabrillo, añadió, citando a Camdessus, que “el sistema del euro nos ha anestesiado porque el problema sigue ahí, pero no se ven los síntomas, por lo que no se toman las medidas adecuadas”.
El presidente del Observatorio, Juan Velarde Fuentes, ha comentado que el camino para contrarrestar ese déficit exterior es con superávit presupuestario. Sin embargo, a juicio de Joaquín Trigo Portela -director ejecutivo de Fomento del Trabajo- ese superávit no se va a producir y “el ajuste se realizará con desempleo”. Por su parte, el director general del Instituto de Estudios Económicos (IEE), Juan Iranzo, ha recordado que el reciente crecimiento económico español se ha producido por la creación de empleo, que se ha manifestado en 6 millones de nuevos empleos netos en los últimos años.
Los ponentes se han mostrado también preocupados por la espectacular caída de la inversión extranjera. En este sentido, el economista Roberto Centeno cree que se debe tanto a la política económica como a la política exterior, que se ha reorientado de Estados Unidos y Gran Bretaña a Cuba y Venezuela. Centeno advirtió que “si no se da un cambio de 180 grados en estas políticas, España llegará al colapso”.
Otro de los factores preocupante es el efecto del Protocolo de Kioto, especialmente dañino para la economía española. Roberto Centeno ha señalado que la única alternativa para España es la energía nuclear. Juan Velarde ha recordado que no se aconseja que la dependencia exterior en materia energética supere el 50 por ciento, y que se desaconseja absolutamente un porcentaje por encima del 70 por ciento. Sin embargo, la dependencia española en 2003 fue del 78 por ciento, "y en los últimos años ha estado creciendo".
Euroesclerosis
Uno de los factores de la crisis del sector exterior es el precio del petróleo. El profesor de economía de la energía Roberto Centeno considera que el precio de esta materia prima puede aumentar hasta los 60 ó 70 euros y no se prevé que caiga porque la producción de crudo está al máximo y para aumentar la capacidad se tienen que realizar inversiones que no se materializarían en dos o tres años.
Juan Iranzo ha destacado que el crecimiento de la economía mundial en 2004 fue el mayor en 30 años, y que 2005 está experimentando también un crecimiento acelerado. Pero ese crecimiento lo están protagonizando principalmente Estados Unidos y Asia, mientras que Europa se está quedando rezagada. Francisco Cabrillo ha destacado precisamente que la UE adquiere la mayor parte de nuestras exportaciones, y su lento crecimiento incide en el poco brío de las exportaciones españolas.
Esta “euroesclerosis”, como se ha llamado, se debe principalmente por las rigideces impuestas a la economía europea por los Estados, en un mundo crecientemente competitivo. En opinión de Juan Iranzo, “hemos descafeinado el pacto de Lisboa”, con medidas como la suspensión de la libertad de servicios en el interior de la UE, por presiones de Francia y otros países. De este modo, el potencial de crecimiento de nuestros principales clientes, la UE, se está disminuyendo, y el de creación de empleo llega a ser incluso negativo.