L D (EFE) Las niñas ya declararon hace dos años en el juzgado de primera instancia de Mataró y la acusación había pedido que en caso de ser obligatoria su declaración fuera con una cortina separadora que impidiera el contacto visual con su ex profesor.
Pese a los informes desfavorables de los psicólogos a una nueva declaración de las menores en sede judicial, Martín ha reiterado en la primera sesión de la vista que la confrontación visual entre las testigos y el procesado, que siempre ha negado los hechos, es "absolutamente indispensable para una adecuada formación de la convicción" que permitirá dictar una sentencia justa. "Las acusaciones solicitan nada menos que 30 años de prisión para una persona. Dada la gravedad de la pena, el tribunal considera esencial mantener el principio de contradicción", ha subrayado el magistrado, quien ha ordenado, no obstante, que la declaración de las niñas se haga a puerta cerrada.
Pedro Martín ya se manifestó en idénticos términos el 1 de febrero pasado, cuando dictó un auto en el que rechazaba la petición del ministerio fiscal, a la que se adhirió la acusación particular, de que la niñas declaran a través de un vídeo o, si debían comparecer ante el tribunal, que estuvieran protegidas por una mampara. Pese a existir un protocolo de actuación para los casos de abusos sexuales y una referencia en la Ley de Enjuiciamiento Criminal sobre la posibilidad de evitar la confrontación visual entre los acusados y los testigos menores de edad, esta decisión queda en última instancia en manos del juez.
Preocupación por las niñas
Lara Padilla, la letrada de la acusación particular, ha expresado su preocupación por el hecho de que las niñas "no puedan aguantar mañana la presión" de declarar frente a su presunto agresor "y no sean capaces de llegar al fondo de lo que pasó". Padilla, quien ya se esperaba la resolución desfavorable del tribunal, confía en que mañana las alumnas que supuestamente sufrieron abusos por parte de su profesor puedan declarar "protegidas por un especie de mampara humana", un recurso utilizado en algunos juicios y que consiste en que algún profesional se interponga entre el acusado y la víctima.
La fiscalía y la acusación particular piden 19 y 23 años de cárcel, respectivamente, para Francisco C.S., el profesor de kárate de las escuelas públicas L'Olivera (Cambrils) y Cirera (Mataró) acusado de abusar sexualmente de cuatro niñas, de entre 9 y 11 años, durante los cursos 2001-2002 y 2002-2003. Según el escrito de acusación del ministerio fiscal, Francisco C.S., en prisión provisional por esta causa desde julio de 2003, "con ánimo de satisfacer sus deseos libidinosos", abusó en reiteradas ocasiones de cuatro niñas durante la actividad extraescolar que impartía en ambos colegios.
Se da la circunstancia de que tres de las niñas que acusan a Francisco C.S. eran alumnas de L'Olivera y una cuarta era de otra escuela, la Cirera, que además no conocía a las tres anteriores. En cualquier caso, el acusado ha negado los hechos que se le imputan, que ha calificado de "fabulaciones", y ha relatado episodios de celos entre algunas de las presuntas víctimas, de las que ha comentado que entre ellas se acusaban de ser la preferida del profesor.