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Julián Herranz Casado

Julián Herranz Casado es el segundo cardenal perteneciente al Opus Dei. Es un experto en Derecho Canónico, lo que le ha llevado a desempeñar cargos de importancia en el Vaticano. Ha sido Presidente de la Comisión Disciplinaria de la Curia Romana y ha participado en varios eventos internacionales de la Iglesia.

Julián Herranz Casado es el segundo cardenal perteneciente al Opus Dei. Es un experto en Derecho Canónico, lo que le ha llevado a desempeñar cargos de importancia en el Vaticano. Ha sido Presidente de la Comisión Disciplinaria de la Curia Romana y ha participado en varios eventos internacionales de la Iglesia.
Julián Herranz Casado nació en la provincia de Córdoba, en la localidad de Baena, el 31 de marzo de 1930. Se unió a la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz y al Opus Dei en 1949, lo que cambió la vida de este estudiante de medicina. Estudió para el sacerdocio, en el que fue ordenado el 7 de agosto de 1955, en Madrid. Entró a formar parte del profesorado de la Universidad de Navarra, dentro de la disciplina de Derecho Canónico.
 
Durante el Concilio Vaticano II de le confió el estudio de las comisiones de disciplina del clero y el pueblo cristiano. También ha sido subsecretario de la Comisión Pontificia para la Interpretación del Código de Derecho Canónico y miembro del Instituto Martín de Azpilicueta. Ha colaborado en la elaboración del Dictionarium morale et canonicum, editado en Roma. Es autor de varios textos científicos de derecho canónico.
 
Ha sido nombrado obispo de Vertara, el 15 de diciembre de 1990. Más tarde fue promovido arzobispo y nombrado presidente de la Comisión Pontificia para la Interpretación de los Textos Legales, en 1994. Ha sido Presidente de la Comisión Disciplinaria de la Curia Romana y ha participado en varios eventos internacionales de la Iglesia. En 2003 fue creado Cardenal Diácono. Se ha convertido en el segundo miembro del Opus Dei en alcanzar plaza en el consejo cardenalicio
 
Sobre Juan Pablo II ha declarado: “De mi experiencia en el trato personal con él me impresiona su misticismo. Es un hombre que vive en continua unión con Dios. No sólo es vicario de Cristo: quiere encarnar a Cristo en las palabras, en la enseñanza, en los gestos, y para mí esa dimensión mística es la fuente de toda su energía apostólica y misionera.”

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