(Libertad Digital) El miércoles 23 de marzo, el habitual colaborador de El País, Eduardo Haro Tecglen, publicaba un artículo en el periódico de Prisa en el que tachaba a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, de "cristofascista".
El 24 de marzo, la propia Aguirre respondía a Tecglen mediante una carta al director de El País: "La trayectoria de este señor, que es de todos conocida, le ha permitido, dada su longevidad, escribir sin solución de continuidad a favor de los totalitarismos más nefastos de la historia del siglo XX: en su juventud fue falangista y estuvo a favor del fascismo y del franquismo, y en su larga madurez, fue defensor del estalinismo y del comunismo".
La presidenta de la Comunidad se refería a un artículo de Tecglen publicado el 20 de noviembre de 1944 en el que escribía cosas como esta: "Se nos murió un Capitán, pero el Dios Misericordioso nos dejó otro. Y hoy, ante la tumba de José Antonio, hemos visto la figura egregia del Caudillo Franco. El mensaje recto de destino y enderezador de historia que José Antonio traía es fecundo y genial en el cerebro y en la mano del Generalísimo".
El 25 de marzo, Tecglen respondió a la carta de Aguirre de forma escueta: "El jueves se publicó aquí una carta de Esperanza Aguirre, presidente de Madrid, con afirmaciones sobre mí: son todas falsas".
Sin embargo, el eco que la contundente respuesta de Aguirre a los insultos del colaborador de El País ha tenido en numerosos medios de comunicación ha obligado a Tecglen a extenderse en sus explicaciones. Así, este martes 29 de marzo nos enteramos por qué una de las firmas más destacadas del Grupo Prisa escribió su famosa oda a Franco y José Antonio. Resulta que cuando dijo aquello de "una alegría tenemos; la de ver que a José Antonio sucede un hombre tan firme y sereno como el que lleva a España por los senderos que él marcó", Tecglen lo hizo "obligado". Lo explica de esta forma en la edición de El País del martes: "Quién me hubiera dicho que los fascistas que me obligaban a escribir un artículo iban a ser los que, pasado medio siglo, me acusaran de fascista por haberlo escrito: o sus herederos".
Pero si reniega de sus elogios a Franco, no lo hace de sus palabras de agradecimiento al asesino soviético de Stalin. Tecglen tiene "tres razones" para darle las gracias al dictador: "Por la ayuda a la República, por las brigadas internacionales, por la acogida a los niños españoles huidos de la guerra y del fascismo. Claro: gracias, Stalin".
"Bueno, del otro artículo inmortal –dice sobre el que dedicó al fundador de la Falange– dejé una explicación en mi libro Hijo del siglo, y su capítulo se encuentra en mi bloc (sic)". Después de todas estas justificaciones, Tecglen escribe: "No me justifico: soy un rojo, acostumbrado unas veces al disfraz, otras a la clandestinidad, algunas a esta tranquila expresión: qué tontería, la vida, qué risa puede dar. A condición de poder seguir adelante".