(Libertad Digital) Mohamed Haddad vive hoy en Tetuán, sin su pasaporte y con la prohibición expresa de abandonar el país o de hablar con periodistas. Según desvela El Mundo, personas conocedoras de los servicios secretos marroquíes han mostrado su sorpresa por el tratamiento especial dispensado a este “salafista” en un Marruecos donde muchos de sus compañeros han sido condenados varios años de cárcel por militar en una organización islámica.
Este hecho, según cuenta la información del diario madrileño, podría esconder que Haddad fuera un confidente de la DST (Dirección de Vigilancia del Terrorismo) en España o que sabe de cosas que los marroquíes no quieren que los españoles conozcan. Según un abogado de algunos terroristas salafistas, “es imposible, en el Marruecos policial de hoy que un islamista acusado de haber perpetrado un atentado pueda pasearse libremente" por las calles de Tetuán.
Por otro lado, la firma de un memorándum sobre los terrenos de la futura universidad española en Marruecos, que estaba prevista en Tetuán, se llevará a cabo finalmente en Tánger, por lo que los Reyes de España no se desplazarán a esa ciudad marroquí. Fuentes diplomáticas españolas explicaron que este cambio en el programa de la visita de los Reyes a Marruecos se debe a un problema de logística.
¿Quién es realmente Haddad?
En una crónica firmada por su enviado especial, el periodista marroquí perseguido por el régimen de Mohamed VI, Alí Lmrabet, El Mundo explica que la implicación de Haddad en los atentados de Madrid está sobradamente probada. Además de ser identificado por varios testigos, un pasaje del libro “11-M. La Venganza”, de Casimiro García-Abadillo, cuenta como “Haddad era formalmente acusado de estar implicado en el 11-M. El sábado, 13 de marzo de 2004, a primera hora de la tarde, los agentes de la UCIE habían interrogado al testigo que vio salir corriendo a un hombre de rasgos magrebíes que llevaba una maleta y que subió precipitadamente a un Mercedes el día 12 por la noche. Le enseñaron unas fotografías y le identificó sin dudar un instante. Se trataba de Mohamed Hadad”. El terrorista salió de un inmueble situado en la Avenida de las Ciudades de Getafe, bloque donde residía. Los dueños de la casa, interrogados por agentes, confirmaron el hecho que coincidía con los datos proporcionados por uno de los testigos que viajaban en los trenes del 11-M.
Prosigue la información de El Mundo explicando que Hadad fue detenido junto a otros islamistas el 10 de octubre de 2000 por la policía turca en un apartamento de Estambul. Junto a él, cayeron Lahcen Ikassrien, –entregado a la Embajada marroquí de Ankara antes de viajar hacia Afganistán, donde será arrestado por soldados norteamericanos en 2002 y enviado a Guantánamo–, Azizi –sospechoso de ser uno de los cerebros del 11-M, casado con una española y residente en Madrid– Said Berraj –actualmente en paradero desconocido–, y Salahedine Benyaich, detenido en Marruecos acusado de estar detrás de los atentados de Casablanca del 16 de mayo de 2003.
La información también revela que el general marroquí Hamidou Laanigri, director general de la Policía Nacional de ese país, le contó a un alto cargo español de visita en Rabat y sacó del bolsillo de su chaqueta un papel escrito a mano y en donde podía leerse el siguiente texto: “Estación de Alcalá.7 de la mañana”. El papel se encontró en las pertenencias de un joven marroquí arrestado. Se supone que se trataba de Mohamed Haddad.
Las grabaciones del suicidio de Leganés desde Rabat
Mientras esto sucede respecto al terrorista Hadad, El Mundo desvela un hecho revelante sobre el atentado-suicidio de Leganés donde murieron, además de un policía (el agente de los GEO Torronteras), algunos terroristas del 11-M. Un ex alto cargo del ministerio del Interior cuenta a Lmrabet en El Mundo que no entiende por qué no se investigaron en el Congreso de los Diputados los hechos de Leganés. “Habría –dice el alto cargo en El Mundo– que pedir explicaciones a Exteriores para que ofrezca detalles sobre lo ocurrido el 3 de abril en su Embajada en Rabat, antes de que los terroristas se suicidaran”. Y, ¿por qué? Pues porque según esta información las conversaciones telefónicas de los terroristas fueron grabadas por los servicios secretos españoles, quiénes, por una razón u otra, pidieron ayuda a Marruecos.
Resulta que la embajada española en Rabat contactó con altos cargos del Palacio Real marroquí, que mandaron inmediatamente a varios responsables de los servicios secretos para escuchar y analizar los comentarios de los terroristas con personas en Marruecos. Dice El Mundo que “según este funcionario, los españoles y los marroquíes, que llegaron rápidamente, estaban en un despacho de la Embajada en Rabat, escuchando y grabando en tiempo real las conversaciones de los terroristas minutos antes de que estallaran las bombas”.
Los suicidados contactaron con sus familias en Tetuán para comunicarles su decisión, pero antes hablaron con otra gente. Nueve meses después no se sabe nada nuevo sobre este asunto. El funcionario dice que “nada hacía pensar al comienzo que se iban a matar”. “Algo debió ocurrir”, dice, y no descarta que “los terroristas hubieran decidido suicidarse 'después de haber recibido un mensaje codificado'”. Por eso, piensa que el Congreso debería tener acceso a esas grabaciones e investigar el suicidio colectivo.