L D (EFE) "Ya advertimos de que aquel que se ha hecho con el control de Yuganskneftegaz ha comprado un fuerte dolor de cabeza y si el beneficiario final de la operación es Rosneft, esa declaración se extiende también a esa respetable compañía", declaró a la emisora de radio Eco de Moscú el portavoz de Yukos, Alexandr Shadrin.
Shadrin aludía a que, según Yukos, la congelación de las operaciones con los activos de Yukos dictada la semana pasada por un tribunal de quiebras de Houston, Texas, ampara acciones judiciales en todo el mundo contra quienes hayan participado o se hayan beneficiado de esas transacciones. El fallo del tribunal norteamericano, aunque de carácter provisional, fue suficiente para que un consorcio de bancos occidentales, encabezados por el Deutsche Bank, echara pie atrás en la concesión de un crédito de 10.000 millones de euros para financiar la comprar de Yuganskneftegaz.
Rosneft es la sexta empresa del sector y en septiembre pasado se anunció un plan que preveía su absorción por el gigante ruso del gas Gazprom, con fuerte participación del Estado, mediante una operación de intercambio de acciones. "Las nuevas adquisiciones de Rosneft no influirán en los planes de Gazprom de absorber Rosneft y de aumentar la participación del Estado en Gazprom hasta obtener el paquete de control", afirmó un portavoz del gigante del gas citado por la agencia Interfax. La noticia de que Rosneft se había hecho con el control de Yugansknefegaz disparó en la Bolsa de Moscú el valor de las acciones de las filiales de la petrolera estatal.
En los primeros minutos tras la apertura de la bolsa de Moscú los títulos comunes de Rosneft-Purneftegaz se apreciaron en un 13 por ciento, mientras que el valor de sus acciones privilegiadas aumentó en un 9,8 por ciento. Las acciones de Rosneft-Sajalinmorneftegaz, otra subsidiaria de la petrolera estatal, registraron una apreciación del casi el 8 por ciento. La venta de Yuganskneftegaz, que extrae un millón de barriles diarios de crudo, suscitó un aluvión de críticas por parte de las cancillerías occidentales, en particular EEUU y la Unión Europea. Su remate judicial fue ordenado por las autoridades rusas en el marco de su conflicto con Yukos a la que le reclaman el pago del equivalente a unos 27.500 millones de dólares en impuestos.
Según los ejecutivos de Yukos, la venta de su filial fue totalmente ilegal, al considerar que la legislación rusa establece que los activos productivos son los últimos en venderse en caso de cobranza judicial y también porque el precio de salida que se fijó para la subasta es muy inferior al valor real de la compañía. Tasaciones internacionales independientes calcularon el valor de la filial extractora de Yukos entre 18.000 y 25.000 millones de dólares, cuando el precio de salida fue de sólo 8.836 millones de dólares.
"Las autoridades se han hecho un magnífico regalo de Navidad: han destruido la compañía petrolera más eficaz de Rusia", declaró tras la subasta el fundador y ex presidente de Yukos, Mijaíl Jodorkovski, actualmente en prisión preventiva y procesado por fraude y evasión tributaria, entre otros cargos. El magnate petrolero destacó que Yuganskneftegaz fue vendida "en las mejores tradiciones de los años 90" del siglo pasado, en alusión a las turbias subastas de privatización realizadas en los primeros años de las transición postsoviética.