Un tribunal federal de apelaciones de Estados Unidos acepta el acuerdo entre Microsoft y el Gobierno
Un tribunal federal de apelaciones de Washington concedió luz verde al histórico acuerdo al que llegó Microsoft con el departamento de Justicia de EEUU, en noviembre de 2002, porque "es la mejor solución de cara al interés público".
L D (Agencias) La decisión de los jueces supone una importante victoria para Microsoft, cuyos productos están presentes en el 95 por ciento de los ordenadores personales de todo el mundo, y echa por tierra las objeciones presentadas por el estado de Massachussets y dos grupos de la industria de tecnológica.
Representantes del estado de Massachussets se mostraron contrarios a las sanciones impuestas a la empresa de software por considerarlas demasiado leves y criticaron que el acuerdo estaba repleto de defectos. "Nuestra economía de alta tecnología no alcanzará su potencial pleno a menos que los reguladores y las cortes se enfrenten a Microsoft y sus prácticas", subrayó el fiscal general de Massachusetts, Tom Reilly, en un comunicado, informa Reuters.
La decisión tampoco fue del agrado para la Asociación de la Industria de Computación y Comunicaciones de Estados Unidos. Su presidente, Ed Black, reconoció su decepción porque el acuerdo "sigue siendo un fracaso y no ha servido al interés público", indicó.
Microsoft, por su parte, se defendió de las críticas señalando que las exigencias de Massachusetts eran demasiado drásticas y en la práctica supondría rediseñar el sistema operativo Windows, tarea que la empresa dijo que era "casi imposible" cumplir. El vicepresidente senior de Microsoft, Brad Smith, se mostró satisfecho con la decisión: "Nos complace que se haya dado otro paso significativo para dar más claridad y dejar atrás cosas del pasado", señaló.
Precisamente esta semana Microsoft se comprometió a pagar 34 millones de dólares para cerrar una demanda colectiva interpuesta por consumidores en Massachusetts, que acusaban a la compañía de haber incurrido en prácticas monopolísticas.
El 'caso Microsoft' vienen de lejos. En su primera fase, junio de 2000, el juez Thomas Penfield Jackson ordenó a la compañía a dividirse en dos partes por haber violado las leyes antimonopolio. Una debería dedicarse a la distribución de sistemas operativos y la otra al desarrollo de aplicaciones para Internet.
Posteriormente retomó el caso la juez Colleen Kollar-Kotelly, que siempre trató de que Microsoft y el Gobierno estadounidense alcanzaran un acuerdo amistoso que zanjara la disputa. Firmado en 2001, el pacto comprometía a Microsoft a permitir la instalación de programas de la competencia en su sistema operativo y ocultar algunos iconos de Microsoft del escritorio. Además, la firma con sede en Redmond garantizaba distribuir parte del código fuente del sistema operativo a sus competidores para que pudieran compatibilizar sus sistemas de servidores con Windows.
Las prácticas monopolísticas también son motivo de juicio en Europa. Las autoridades europeas dictaminaron en marzo que las tácticas de la corporación para promocionar sus productos multimedia -integrados en su sistema operativo- perjudican injustamente a sus competidores, por lo que impusieron una multa récord de 613 millones de dólares a la compañía.
La semana pasada, la Comisión Europea suspendió temporalmente las medidas decretadas contra Microsoft a la espera de que el Tribunal de Primera Instancia de la Unión Europea se pronuncie sobre una petición de suspensión cautelar del gigante informático. La CE tomó esta decisión "en interés de una adecuada administración de la Justicia" al considerar que "no es apropiado aplicar esos remedios" antes de que conocer la decisión del presidente del Tribunal.
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