L D (EFE) La cría, llamada Kaguya como el personaje de un cuento japonés, fue el primer mamífero nacido por partenogénesis artificial, en el que un óvulo que no ha sido fecundado inicia el proceso de división embrionaria, lo que da lugar a las células madre.
La partenogénesis es una forma de reproducción asexuada natural de algunos animales como insectos, reptiles y pájaros, pero es la primera vez que un mamífero se reproduce de esta manera. El equipo de Tomohiro Kono, de la Universidad de Agricultura de Tokio, sorprendió a científicos de todo el mundo al mostrar el resultado de sus investigaciones, que plantean nuevos horizontes para la ciencia reproductiva.
El equipo de Kono consiguió evitar, a partir de modificaciones genéticas, que, para que una hembra de ratón tuviera descendencia, sus óvulos tuvieran que ser fecundados por un macho. Los científicos manipularon el ADN de las dos hembras implicadas en el experimento de manera que dos de sus genes actuaran como si fueran masculinos.
Produjeron óvulos genéticamente modificados, que combinaron con óvulos convencionales para simular el proceso de fertilización. De 457 óvulos, sólo dos dieron lugar a crías, una de las cuales murió en el parto. La otra, Kaguya, se convirtió en un adulto sano e incluso tuvo descendencia.
Científicos de todo el mundo advirtieron de que el descubrimiento podría ser peligroso y poco ético si se aplicara en la reproducción humana, aunque consideraron que podría utilizarse en la procreación de animales en granjas sin necesidad de machos.
La partenogénesis es una forma de reproducción asexuada natural de algunos animales como insectos, reptiles y pájaros, pero es la primera vez que un mamífero se reproduce de esta manera. El equipo de Tomohiro Kono, de la Universidad de Agricultura de Tokio, sorprendió a científicos de todo el mundo al mostrar el resultado de sus investigaciones, que plantean nuevos horizontes para la ciencia reproductiva.
El equipo de Kono consiguió evitar, a partir de modificaciones genéticas, que, para que una hembra de ratón tuviera descendencia, sus óvulos tuvieran que ser fecundados por un macho. Los científicos manipularon el ADN de las dos hembras implicadas en el experimento de manera que dos de sus genes actuaran como si fueran masculinos.
Produjeron óvulos genéticamente modificados, que combinaron con óvulos convencionales para simular el proceso de fertilización. De 457 óvulos, sólo dos dieron lugar a crías, una de las cuales murió en el parto. La otra, Kaguya, se convirtió en un adulto sano e incluso tuvo descendencia.
Científicos de todo el mundo advirtieron de que el descubrimiento podría ser peligroso y poco ético si se aplicara en la reproducción humana, aunque consideraron que podría utilizarse en la procreación de animales en granjas sin necesidad de machos.