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ANÁLISIS: La opinión de Carod, hace trece años, sobre los atentados de ETA en Cataluña

El 31 de mayo de 1991, Josep Lluis Carod Rovira publicó en el diario Avui un artículo titulado "ETA, Kataluñatik kanpora!" (ETA, fuera de Cataluña). Indignado tras la matanza de la banda terrorista en Vic –10 muertos y 28 heridos en un atentado contra una casa cuartel– reprochó a los terroristas su actividad en Cataluña. Tras declararse "contrario a la violencia" recordó a ETA una reunión "en algún lugar de Euskadi" en la que "os pedí formalmente que no actuaseis más en mi país". Después, les aconseja que "cuando queráis atentar contra España, os situéis, previamente, en el mapa".

(Libertad Digital) Han pasado trece años desde que Carod Rovira remitiera este artículo al diario Avui, rescatado ahora de las hemerotecas. Dos días antes, el 29 de mayo de 1991, la banda terrorista ETA había golpeado con dureza provocando una matanza en la casa cuartel de Vic (Barcelona). Dos guardias civiles y ocho familiares de agentes fueron asesinados tras impactar contra el edificio un coche teledirigido cargado de explosivos. El atentado impulsó al líder de ERC a escribir "ETA, fuera de Cataluña", pero lo sorprendente del reproche es que Carod consideró que se equivocaban de objetivo.
 
La primera parte del texto resulta coherente desde el prisma de un independentismo catalán que rechace categóricamente la violencia: "(...) ésta no es vuestra tierra, ni esta forma de luchar es la nuestra. Habéis vuelto a manchar con sangre inocente este país. Habéis vuelto a interferir nuestro lentísimo proceso hacia la liberación nacional, sin que os importara en absoluto nuestra situación como pueblo, el estado de nuestra conciencia colectiva...".
 
Pero su argumentación no tarda en darle contenido literal al título del artículo y en concluir que no es Cataluña el ámbito en el que deben golpear los terroristas. Carod va aproximando la tesis: "A ver si de una puñetera vez, al margen de la dialéctica, por cierto tan española, de los puños y las pistolas, sois capaces de entenderlo: los vascos no sois españoles. De acuerdo. Pero los catalanes, tampoco. Y con acciones como ésta no hacéis más que españolizar Catalunya. Convertís los Països Catalans en tierra enemiga y a sus habitantes, en gente hostil. Y no lo somos. Deberíais saberlo".
 
Tras exponer la coincidencia, lamenta los efectos nocivos de la masacre en el proyecto de una Cataluña independiente: "Cada bomba vuestra en nuestro país es una bomba contra el pueblo catalán, un torpedo contra la línea de flotación del independentismo catalán. Los avances políticos que vamos logrando, la victoria progresiva que vamos obteniendo en las conciencias de los ciudadanos, día tras día, se hunden gracias a vosotros".
 
En definitiva, según Carod –en general, pero sobre todo tras la masacre de Vic–, "quien sale perdiendo con ello somos nosotros. Es la Catalunya nacional, y las personas concretas, quienes sufren los estragos, y no España y todo su aparato. Aunque no parece importaros (...) que con la estulticia de vuestras acciones nos perjudiquéis a nosotros y hagáis añicos nuestro tradicional sentimiento de simpatía hacia el pueblo vasco".
 
Antes de abordar la conclusión de su artículo, donde de verdad se consolida la opinión del escritor, Carod Rovira repasa en términos de elogio y dramatismo el curso del independentismo vasco, "un pueblo condenado al aniquilamiento de su condición nacional", para insistir en que los catalanes no se inmiscuyen en su proceso, principal reproche hacia ETA, y les aconseja que analicen su contraposición entre "objetivos y procedimientos" para tener éxito. Su rechazo al terrorismo –"procedimientos"– encuentra similitud con el habitual pacifismo exhibido en el País Vasco por los entornos más próximos a ETA. Dice Carod: "Por temperamento personal, por convencimiento ideológico y por eficacia política, soy contrario a la violencia. A toda violencia. Especialmente a la violencia institucionalizada, barnizada, de los estados. Pero también a la de los oprimidos".
 
Llega la síntesis en la que Carod defiende el derecho de los catalanes independentistas a seguir por la vía política recordando a ETA que había violado compromisos forjados tras un encuentro con él, como ha sucedido años después y en varias ocasiones: "Nada de lo que os voy a decir es nuevo para vosotros. Os lo dije ya, hace medio año, en algún lugar de Euskadi, cuando en nombre de mi partido os pedí, formalmente, que no actuaseis más en mi país. Habéis respetado la petición durante seis meses. Ahora, sólo me atrevo a pediros que, cuando queráis atentar contra España, os situéis, previamente, en el mapa.
 
El último párrafo insiste en reprochar a ETA sus bombas en Cataluña: "Sólo los catalanes podemos hablar, y decidir, en nuestro propio nombre. Esto, y no otra cosa, es el derecho a la autodeterminación nacional. Un derecho por el que, en Euskadi, mucha gente ha dado la vida y ha luchado con todas sus fuerzas. En los Països Catalans, también. Porque nadie tiene derecho a suplantar nuestra propia voz. Vosotros, tampoco".

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