Hollywood prohíbe la distribución de cintas y DVD de las películas al jurado de los Oscar
Los miembros de la Academia tienen que decir adiós a los populares DVD y cintas de vídeo promocionales que les facilitaban la votación a los Oscar, cuya desaparición afectará a las pequeñas películas incapaces de competir con las campañas de los grandes estudios. Estos últimos justifican la prohibición como una medida para luchar contra la piratería "en la calle" y por Internet.
(Libertad Digital) Se trata de una decisión en la que participan los principales estudios cinematográficos y que, en un intento de luchar contra la piratería, prohíbe la distribución gratuita de vídeos y DVD de los últimos estrenos, que tan populares eran en Hollywood en esta época del año. La decisión ha sido recibida con una gran conmoción tanto entre aquellos demasiado acostumbrados a decidir el futuro de los Oscar en el confort de su casa como entre los promotores de esas pequeñas películas que nunca podrían haberse dado a conocer sin esas cintas.
"Sin estas copias promocionales, Pedro Almodóvar nunca hubiera ganado el Oscar al mejor guión original el pasado año por Hable con ella", dijo a la prensa Dawn Hudson, director ejecutivo del Independent Project/Los Angeles que representa a más de 6.000 realizadores independientes. Hudson en ningún momento pone en duda la calidad de la cinta española sino su capacidad de competir en igualdad de condiciones con grandes estrenos de Hollywood como fueron en esa edición El señor de los anillos o Chicago, capaces de acaparar todas las pantallas dejando poco más que un puñado de salas libres para el visionado de otras cintas.
En los últimos años las cintas y DVD promocionales, que los 6.000 miembros de la Academia recibían en sus hogares entre noviembre y enero, han sido consideradas la razón del "descubrimiento" de pequeñas gemas cinematográficas como El pianista, Monster's Ball o Pollock. "Cuando tienes una película pequeña como Shine, ese tipo de filmes no llegan a la mayor parte de los miembros de otra forma", confirmó a la prensa Jan Sardi, guionista de esta cinta australiana que aspiró a siete Oscar y logró uno para el actor Geoffrey Rush.
Para los grandes estudios este no parece ser un beneficio tangible, al menos comparado con los 3.500 millones de dólares que la industria pierde anualmente con la piratería, ya sea en la calle o en Internet. Aunque el propio Jack Valenti, presidente de la Asociación Americana del Cine, ha reconocido que la piratería que se genera a partir de estas copias promocionales supone poco más que una pequeña parte del problema, ha dicho que "hay que poner la casa en orden".
La Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas, encargada de los Oscar, mantiene un silencio complaciente ante la decisión, ya que si bien no han tenido nada que ver con ella, siempre han animado a sus miembros a ver las películas en el cine por razones éticas. "Siempre hemos pedido a nuestros miembros que vean las películas en la gran pantalla, como fueron concebidas, y que basaran así su juicio en los logros alcanzados por las películas y no en el visionado en una imagen de televisión", indica un comunicado.
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