La esperada crisis de Gobierno ha llegado tras haber sido negada una y otra vez desde el Ejecutivo. Los cambios afectan a varios ministerios y los sacrificados son María Teresa Fernández de la Vega y Miguel Ángel Moratinos, que se suman a la ya conocida salida de Celestino Corbacho.
Igualmente, desaparecen dos de los ministerios más polémicos y que fueron apuestas personales del presidente del Gobierno. Igualdad y Vivienda dejan de existir por lo que Bibiana Aído y Beatriz Corredor también saldrían del Ejecutivo.
Alfredo Pérez Rubalcaba, personaje de máxima confianza del presidente, ve ampliadas sus competencias al conservar la cartera de Interior y hacerse cargo ahora de la vicepresidencia primera.
Como sustituto de Corbacho en Trabajo entra Valeriano Gómez, el que fuera secretario general de Empleo, muy cercano a UGT y a la Fundanción Ideas, dirigida por Jesús Caldera. Además, era administrador único de la Promoción Social de Viviendas (PSV) durante el escándalo en el que se vio envuelta la cooperativa.
Al frente de Medio Ambiente se sentará la ex alcaldesa de Córdoba y ex miembro de IU, Rosa Aguilar, ministerio dirigido hasta este momento por Elena Espinosa.
También hay cambios en el Ministerio de Exteriores. El cuestionado Miguel Ángel Moratinos deja su sillón a la también cuestionada Trinidad Jiménez, que vuelve a cargos en este Ministerio tras haber sido secretaria de Estados para Iberoamérica.
Su puesto en Sanidad será ocupado por un miembro del partido, la actual secretaria de Organización, Leire Pajín, que ya sonaba con fuerza para hacerse cargo de alguna cartera. Además, también se hará cargo de las competencias de Igualdad. Mientras, Ramón Jáuregui, actualmente eurodiputado, ocuparía el Ministerio de la Presidencia y se encargará de la coordinación del Ejecutivo.
Rubalcaba, ¿delfín o refuerzo de Zapatero?
Si no lo estaba ya, con la salida de Pajin , el partido queda en manos de Blanco ante el nombramiento del inane Marcelino Iglesias. Esto junto a la salida del Gobierno de Fernández de la Vega, refuerza el ticket Rubalcaba-Blanco, que en caso de abandono de Zapatero tendría mucho que decir en un hipotético congreso extraordinario.
La duda en esta maniobra está en si Rubalcaba es el delfín de Zapatero o refuerza al presidente del Gobierno. Habrá que esperar a conocer la decisión que tome el presidente, o se la hagan tomar. Lo que está claro es que el panorama no puede ser más complicado para Zapatero: crisis, encuestas, procesos electorales próximos (Cataluña a final de noviembre y municipales y autonómicas en mayo). La esperanza está en ETA.
Por otro lado, la entrada de UGT en el Gobierno, con Valeriano Gómez en Trabajo, aclara el resultado de la huelga general: el sindicato tiene que poner en marcha la reforma laboral contra la que se supone que se manifestó.
Elogios a Rubalcaba
Sin decir ni media palabra sobre las noticias que ya circulaban en los medios, el presidente del Gobierno abandonó el Congreso de los Diputados nada más votarse los Presupuestos Generales para desplazarse al Palacio de la Zarzuela y comunicar al Rey la remodelación del Ejecutivo.
En una comparecencia en Moncloa, alegó como motivo para emprender unos cambios de gobierno tantas veces negados, que hacía falta un Ejecutivo "renovado y políticamente reforzado", con "personas con un perfil político claro". Se deshizo en elogios a los salientes, en especial a De la Vega. De los que se quedan o entran, hizo especial énfasis en Rubalcaba, el gran beneficiado de la crisis del Ejecutivo al acumular la vicepresidencia primera, la cartera de Interior y el cargo de portavoz del Gobierno. Alegó sus "éxitos", su capacidad de comunicación y "el momento tan decisivo para avanzar hacia el final de ETA".
Preguntado por si todo el poder que le ha dado a Rubalcaba significa que piensa en él como sucesor, dijo que las "lecturas son libres". "A estas alturas no vamos a descubrir a Rubalcaba. Todos sabemos las cualidades que tiene". También apuntó, a preguntas de los periodistas, que tomó la decisión de cambiar su Gobierno el domingo, después de que estuviera garantizado el apoyo de PNV y CC a las cuentas públicas. Así intentaba explicarse después de meses en que tanto él como sus ministros negaron que fuera a emprenderse una gran crisis de gobierno.