La localidad barcelonesa de Viladecans fue el escenario este domingo del acto principal de campaña de los socialistas catalanes. Hasta allí se desplazó también el presidente del Gobierno, con el objetivo no sólo de apoyar al candidato del PSC y actual presidente de la Generalidad, José Montilla, sino también para intentar frenar la sangría de apoyos que pronostican las encuestas en uno de los graneros de votos socialistas más importantes.
José Luis Rodríguez Zapatero ironizó en el mismo con las palabras pronunciadas el sábado por la líder del PP catalán, Alicia Sánchez Camacho, que había dicho que al presidente de su partido, Mariano Rajoy, "en su familia le llaman 'el catalán'" porque "es parte de Cataluña". "Lo he tenido que leer en la prensa hasta tres veces. ¿Ahora le llaman el catalán? Con todo lo que ha hecho... a buenas horas, mangas verdes", dijo el presidente.
Este hecho le sirvió para utilizar uno de los arietes electorales que mejor le ha funcionado entre su electorado en los últimos años, acusar al principal partido de la oposición de hacer política contra la región catalana: "Le pido que en esta campaña hagan un compromiso, una promesa, que nunca más vuelvan a hacer una política contra Cataluña, contra el catalán, para ganar votos en el resto de España enfrentando a los ciudadanos".
Minutos antes, el presidente del Gobierno había utilizado también otro de sus grandes recursos gubernamentales: el anticlericalismo. Recordó las críticas que había recibido por no acudir a ninguno de los actos que se celebraron con motivo de la visita del Papa a España el pasado fin de semana, especialmente las de Rajoy y del líder de CiU en el Congreso, Josep Antoni Duran Lleida, e ironizó con el tema. "¿Qué quieren, que hagamos las leyes que quiere el Papa? Haremos las leyes que quieran los ciudadanos de este país", dijo.
Tras esto, aprovechó para relacionar a la Iglesia Católica con el Régimen de Franco. "¿Pero no ha habido décadas y década con imposiciones de una forma de ver la vida y la religión? La gran mayoría de los ciudadanos quieren ser libres, y que nadie les imponga una moral, porque la moral de cada uno se la impone cada uno", añadió.
Por último, Zapatero no dudó en apoyar la última y polémica propuesta que ha hecho Montilla, conceder un crédito blanco, de una cantidad económica equivalente a la del Salario Mínimo Interprofesional, para que los jóvenes que ni estudian ni trabajan, los denominados popularmente como Ni-nis, accedan a cursos de formación.