LD (Pablo Montesinos) En el marco previo a la votación de los Presupuestos Generales del Estado, José Luis Rodríguez Zapatero prometió al presidente de Navarra, Miguel Sanz, que el Tren de Alta Velocidad (TAV) llegaría a Navarra "lo antes posible". Un acuerdo que pasaba porque los regionalistas no votaran en contra de las Cuentas Públicas, lo que propició la ruptura con el Partido Popular.
Cinco meses después de esa votación, el Ejecutivo se desdice y considera "inviable" el proyecto. Así lo puso de manifiesto el ministro Pedro Solbes en el Congreso de los Diputados, al asegurar que el Convenio Económico (instrumento que regula las relaciones económicas entre Navarra y el Estado) no contempla la posibilidad de que Navarra pueda adelantar el pago del TAV para descontarlo después de su aportación a las arcas del Estado, fórmula que utiliza el País Vasco y a la que se comprometió el presidente Zapatero.
UPN se queda así sin el proyecto estrella por el que hizo añicos la alianza con los populares. Ahora, Carlos Salvador matiza, en declaraciones a Libertad Digital, la bases del pacto. Asegura que nunca hubo "un acuerdo escrito" aunque sí "una confluencia de intereses".
Contradice también a Miguel Sanz, que se ha retratado en declaraciones a la prensa: "las palabras de Solbes fueron ajenas a todo compromiso adquirido con anterioridad y plasmado en un texto escrito que mereció la conformidad de ambas administraciones".
Sobre lo dicho por Solbes, Salvador no esconde su profundo malestar: "Es evidente que Navarra ya no es una prioridad para Zapatero". No ahorra descalificativos contra el Gobierno socialista: "nos sentimos defraudados y traicionados". Eso sí, dice que la ruptura con el Partido Popular se debió a la intransigencia de Génova.
Tampoco es fácil la postura de los socialistas navarros, que han optado por hacer piña con UPN y criticar la decisión del Ejecutivo. Su secretario general, Roberto Jiménez, ha asegurado que "estamos hablando de forma muy fluida con el presidente Sanz, porque estamos trabajando en la misma dirección, de forma que estaríamos de acuerdo con su propuesta y con otras que puedan encontrarse".
Por su parte, el Partido Popular saca pecho. Dice que "el engaño" de Zapatero es "la demostración palpable de la fiabilidad" de este Ejecutivo, y lamenta que Miguel Sanz se basara en sus promesas para romper un pacto que llevaba 17 años vigente. Fuentes consultadas por este periódico recuerdan que "UPN pagó el precio que los socialistas pidieron para amparar la mal llamada gobernabilidad, que fue la desvinculación del PP".