Parece que el fallo del Estatut ha influido poco en la radiografía del voto de las elecciones catalanas, a tenor de la encuesta de NC Report que publica La Razón este lunes. Según esta, el poder cambiaría de manos en el gobierno de la Generalidad, derrocando definitivamente a un debilitado tripartito, a favor de CiU.
La formación de Jose Antoni Durán i Lleida y Artur Mas se alzaría con la victoria en las elecciones, que pasarían de los 48 diputados obtebnidos en los pasados comicios, a entre 60 y 61 en el caso de que los ciudadanos catalanes acudieran hoy a las urnas. Lo cual supondría que CiU se granjeraría el apoyo de más de 1.128.000 ciudadanos, el 40,4% del censo, un notable ascenso respecto a 2006.
Con estos resultados, la formación catalana tendría la llave del Gobierno catalán, al conseguir –mínimo- un escaño más que el tripartito, que quedaría de este modo: PSC (32-33), ICV (13-14) y ERC (12-13). Destaca especialmente el batacazo de Ezquerra y PSC, perdiendo entre 8 y 9 diputados y entre 4 y 5, respectivamente.
¿Y el PP? Bueno, lo que La Razón juzga – en un inestimable ejercicio de optimismo- un meteórico despegue en intención de voto en realidad no es más que un moderado ascenso. La formación que comanda Alicia Sánchez Camacho pasaría de los 14 diputados obtenidos en 2006, a 15, o 16 en el mejr de lso casos. A todas luces insuficiente, porque no se baraja ningún pacto de gobierno con CiU, al menos a priori. Hablando en votos, ese ascenso de Camacho se cifraría en 325.000, apenas un 11,6% total de los votos.
La nota negativa llega de la mano de Ciudadanos. De cumplirse los vaticinios de NC Report, la formación de Albert Rivera perdería los 3 escaños conseguidos en los anteriores comicios catalanes. De 89.840 sufragios pasaráin a 79.000, lo que les dejaría sin representación.
Así las cosas, CiU tendría en su mano la formación del Gobierno catalán, a falta de solo 7 u 8 escaños de la mayoría (68), lo cual también les dejaría abierta la opción de gobernar en minoría aunque con pactos puntuales, que ya dibujó Artur Mas en su momento.