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Un periodista de El Mundo viaja de Ibiza a Palma con una pistola en su mochila

Un periodista de El Mundo ha viajado en el ferry de Palma a Ibiza con una pistola en su mochila sin ser detectado por ningún control. El experimento demuestra que cualquier terrorista puede pasar armas sin problemas, como pudieron hacerlo los etarras en los atentados de este verano.

El periodista de El Mundo Juan Riera Roca viajó en el ferry de Palma destino Ibiza con un arma de 38 mm,  para demostrar que se pueden pasar armas por los controles del barco de igual manera que los etarras pudieron hacerlo antes del atentado del pasado verano en Mallorca.

Todo ello para demostrar "que podrían volver a hacerlo si quisieran y nadie pone remedio" según expuso al periodista el director de El Mundo de Baleares a la hora de proponerle el artículo. El revólver, de fogueo, era transportado en la mochila que burló todos los controles de la Guardia Civil.

El martes 15 de septiembre, el periodista embarcó en la estación marítima de Palma tras recibir la tarjeta de embarque y entregar una fotocopia del DNI para el descuento de residente. Poco después se constata la total ausencia de vigilancia –"ni un solo guardia civil"-, de registros aleatorios. "Nadie revisa sus documentos y equipajes a los que se muestran nerviosos y agitados".

El periodista realizó instantáneas para demostrar que se había subido al ferry con el falso revólver en la mochila. Incluso se paseó por la embarcación con el revólver en el cinturón y la culata asomando por los pantalones, sin que ningún miembro de la autoridad se percatase o fuese avisado.

Tras esto, y continuando con la prueba a los controles, el periodista se sentó en su asiento, abrió la mochila y dejó la pistola a la vista. Comenzó a sacar fotos y ahí sí fue reprendido por un empleado de la compañía, pero por hacer instantáneas dentro del ferry en plena tormenta. "¡No hagas fotos, hombre, que la gente está vomitando!". Pero pese a llevar el arma a la vista, "ni me mira la cámara, ni me mira la bolsa ni me dice nada más".

Al llegar a Ibiza, es reprendido de nuevo por hacer fotografías "por seguridad", sin que el otro empleado de la compañía repare en el revólver. Y pese a las razones de seguridad, no le incautó ni las fotos ni la cámara.

Al bajar la rampa para desembarcar en Ibiza, los pasajeros son recibidos por policías portuarios y guardias civiles que "parecen muy nerviosos". Pero se trata de otra falsa alarma y se debe al convoy de vehículos que sale del barco y que las autoridades deben dirigir.

Tras pasar el día en Ibiza, a las siete de la tarde el periodista se dispone a regresar en el ferry desde Ibiza a Palma. Nadie le pide el DNI. La Policía Portuaria sólo le solicita la tarjeta de embarque. "En Ibiza la seguridad es incluso menor: ni tan siquiera los que van sin coche o moto pasan por un arco detector de metales".  En el viaje "nadie me dice nada", asegura.

"A la salida estoy ya seguro de que cualquier terrorista que viaje en línea marítima regular puede pasar armas o explosivos si viaja en bicicleta, en moto o en coche; siempre que le quepan en una mochila o en el maletero de un vehículo. Junto a mi moto hay un camión de gran tamaño. Me asusta pensar en las armas que podría llevar ahí dentro".

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