LD (Ángela Martialay) Nuevo fallo judicial que deja unas conductas reprobables sin sanción. El Tribunal Supremo (TS) ha anulado la multa de 8.000 euros que el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) impuso al juez de la Audiencia Nacional Manuel Arce, por abuso de autoridad e incumplir el horario, ya que caducó el expediente al tardar el órgano de gobierno de los jueces más de seis meses en resolver el asunto.
La sentencia del Supremo admite así el recurso presentado por el juez sancionado, quien alegó que, desde que se abrió el procedimiento para reprobar su conducta hasta la fecha de la resolución transcurrieron siete meses y seis días, por lo que se había cumplido el plazo legal de seis meses previsto para la duración del procedimiento sancionador.
La Comisión Disciplinaria del Consejo en septiembre de 2004 impuso a Arce, con destino en el juzgado central de lo Contencioso-Administrativo número 4 de la Audiencia Nacional, una multa de 2.000 euros por una falta grave de incumplimiento injustificado y reiterado del horario de audiencia pública y otra de 6.000 euros por otra grave de abuso de autoridad.
Una conducta "vejatoria" con sus subordinados
Esta decisión fue confirmada en 2005 por el pleno del órgano de gobierno de los jueces, que estimó que el juez adoptaba una conducta respecto del personal a sus órdenes y de los profesionales que acudían a dicho juzgado "prepotente, despótica, humillante, vejatoria y desconsiderada".
Desde junio de 1999 (momento en el que el magistrado accedió a su plaza de la Audiencia) y hasta enero de 2004 se dieron de baja 26 funcionarios de sú área, algunos de ellos por bajas médica de tipo psicológico relacionadas con el trato del magistrado. Tal y como se recoge en el expediente disciplinario que le abrió el Consejo el juez “grita al personal, se manifiesta de forma violenta dando puñetazos en la mesa, exige un constante e incesante uso del tratamiento de señoría ilustrísima para dirigirse a él y amenaza con la apertura de expedientes disciplinarios”, entre otros.
A causa de dicho comportamiento, según explica la sentencia, el ambiente que se respiraba en el juzgado era de continua tensión y miedo, lo que determinó la corta permanencia en el órgano judicial del personal a su servicio, además de las bajas de varios funcionarios. Sin embargo, ahora el Supremo levanta la sanción al magistrado de forma que el trato irrespetuoso con sus subordinados quedará sin sancionar debido al retraso judicial del CGPJ en este asunto.