Desde que el PSOE se hizo cargo de la seguridad del Estado, en el Cuerpo Nacional de Policía hay un 25,16% más de cargos de libre designación, según publica El Mundo. Para lograrlo, el Ejecutivo aprobó el pasado año una reforma del Catálogo de puestos de Trabajo, que establecía el aumento de los cargos "de confianza", o lo que es lo mismo, puestos nombrados a dedo.
En lo que ha derivado esta reforma es en que, todos los comisarios principales, los comisarios, y los inspectores jefe sean ahora cargos "de libre designación". Es decir, que todos los puestos de máximo nivel en la Policía, todos los que tienen responsabilidad en la actualidad, son "cargos de confianza". Ello supone que, a la ahora de valorar un ascenso, el mérito profesional pasa a un segundo o tercer plano. De hecho, el nuevo reglamento aprobado por el ministerio de Alfredo Pérez Rubalcaba determina que los puestos de trabajo provisionados por el concurso específico de méritos descienden en un 21,16 %.
Además existen servicios policiales, como la lucha contra el terrorismo o los que se encargan de la Seguridad de la Casa Real, en el que hasta los agentes de la escala básica también son nombrados a dedo.
Desde el sector profesional se han apresurado a destacar los peligros de la modificación, ya que entienden que si todos los mandos operativos de la Policía se nombran a dedo, se multiplica el fenómeno de la dependencia del poder político. Con el simple argumento de la pérdida de confianza, estos cargos pueden ser destituidos y enviados irremediablemente a otro destino.
Y ejemplos sobre este extremo, sobran. El Mundo destaca el vivido por el comisario Manuel R. que se encontraba al frente de la Unidad de Protección de personalidades a nivel nacional. En el marco de sus funciones de atención de escoltas a personalidades, mantuvo una reunión con María Dolores de Cospedal. Tras conocerse, el comisario fue apartado de sus funciones por el Ministerio del Interior –el PSOE ya había llegado al Gobierno– alegando "pérdida de confianza".