Así lo recoge este sábado el diario El Mundo. Gabriel, "El Gitanillo" recibió una rebaja de pena a 6 años, desde los ocho que le pedía el fiscal, a cambio de una confesión que apuntalaba la pretendida versión oficial de los atentados.
Confesó haber suministrado los explosivos al grupo islamista cuando tenía 16 años a cambio de una confesión, que convirtió en cosa juzgada la versión de la fiscalía que representaba Olga Sánchez y el fiscal Zaragoza. Precisamente, la fiscal rebajó a 6 años su petición de internamiento en un centro de menores, justo el tiempo necesario para evitar la cárcel. De haber cumplido 23 años en el centro de menores hubiera entrado automáticamente en una prisión.
"El Gitanillo" fue juzgado por separado del resto de acusados por los atentados del 11-M. Su testimonio fue clave para encarcelar a Suárez Trashorras, a quien le cayó la mayor de las condenas, 34.715 años. No deja de ser extraño, pues, que quien ayudara a Trashorras en dicho cometido fuera condenado a 6 años de internamiento en un centro de menores.
Según El Mundo, "El Gitanillo" aprendió carpintería y teatro en el centro de menores. Además, dice que en el centro de menores El Gitanillo llegó a rectificar y a afirmar que lo que había dicho en su juicio era mentira y que nunca había visto a los islamistas en la mina. Luego volvió a desdecirse y confirmó su primera versión, con algunos cambios. Versión que terminó en la sentencia del 11-M, por todos conocida.
Entre las incongruencias destaca, por ejemplo, que no recordara su número de teléfono pero sí otro que sólo había marcado una vez, el del jefe de la supuesta célula islamista a la que "acompañó" hasta mina Conchita.