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Rubalcaba, más autoritario que nunca con la prensa tras el Consejo de Ministros

El vicepresidente le ha cogido gusto a utilizar como parapeto a un miembro del Gobierno en Moncloa, pero tres son multitud.

Se veía venir. Cuando los periodistas habituales de Moncloa recibían el SMS de convocatoria de la rueda de prensa, el comentario fue unánime: "Puff, ¡dos parapetos!". Anunciaba el mensaje de móvil que Rubalcaba comparecería acompañado de la vicepresidenta segunda, Elena Salgado, y del ministro de Trabajo, Valeriano Gómez.

Comentaban los periodistas más veteranos que "hacía siglos que no había tres en la mesa". Y en general los periodistas de Política: "Con éste hoy no pillamos nada". Y así era. Rubalcaba daba paso al turno de preguntas de la siguiente manera: "Ordenamos un poco el tráfico si les parece... primero hablamos de Economía, después de trabajo y luego miscelánea".

Los periodistas "invitados" de Economía le dirigían diez preguntas a Elena Salgado, alguna salpicada por la inquieta prensa de Moncloa: "No se si ha dado por acabado el turno de economía pero como usted y yo sabemos que si respetamos...". Le interrumpía el vicepresidente: "No, no ha acabado, cuando acabe te prometo que te doy la palabra la primera", aplacaba Rubalcaba el ánimo de la periodista que con este "usted y yo sabemos" recordaba la "trampa" del portavoz del Gobierno con los periodistas cuando utilizó por primera vez esta táctica del parapeto para no recibir preguntas.

Pasaban las tres de la tarde y los cronistas políticos se impacientaban: "Sí bueno, mi pregunta es para el vicepresidente primero... ¿no toca todavía? Ah, perdón". Y tras la pregunta número once, abría la veda, temporalmente, y no sin recibir antes un toque de atención de una periodista: "Desde hoy activo un lobby para que se nos conceda a los redactores de Gobierno la medalla a la paciencia, ¿eh?", le recriminaba enfadada ante la mirada atónita de Rubalcaba que respondía: "Me incluye a mí, porque yo estoy aquí sentado, ¿sabe?".

Pero no hacía gala de mucha paciencia cuando al llegar la cuarta pregunta anunciaba: "Y la última ¿eh? porque yo también me canso...". Y fin de la rueda de prensa en la que sólo se le realizaron cuatro cuestiones relativas a Sortu, al supuesto final de ETA y al chivatazo.

Aunque en esta ocasión sí hubo corrillo. No hubo manera de evitarlo porque los periodistas habituales del Palacio de la Moncloa se acercaban indignados a por el vicepresidente: "Es que no puede ser", "Tenemos informativos desde las dos", "Hay que cambiar esta fórmula" y "¿Para qué venimos?". El vicepresidente se justificó diciendo que los anuncios hechos este viernes eran "muy importantes" y "era necesario explicarlo todo muy bien". Intentó dulcificar el cabreo con alguna que otra broma, pero habrá que ver si ha captado el mensaje.

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